miércoles, diciembre 05, 2007

Vuelvo al blog

Vuelvo al blog. La última vez que escribí, salía de Australia. Han pasado muchos kilómetros y algunos países. Holanda y Bélgica fueron un colchón emocional entre la vida acabada en Sydney y el regreso a Córdoba. De paso, uní en dos semanas todas las que han sido mis ciudades: salí de Sydney, pasé por La Haya, cené en Bruselas, llegué a Madrid, regresé a Córdoba y terminé en Sevilla. Los reencuentros fueron llegando, siempre saben a poco. De ahí a Nápoles, de ahí a Estambul una semana. Granada, Valencia, Cuenca...Y acabó el misterio de la segunda fase. Firmé el acuerdo sobre la bocina, cuando se acababa el tiempo que el Icex nos había dado con su amenaza de convertirnos en exbecarios. Viviré un año en El Cairo.

Allá les espero.

Estambul

Los cinco sentidos son víctimas de Estambul, o más bien aliados. Estambul, afirma Arantza, entra por los cinco sentidos. Tiene olores a especias y a antigüedad, sabores a mediterráneo e islam, lleva a las pupilas épocas de todos los sabores, a los oídos llamadas a la oración al atardecer y cantos de celebración y protesta y ruidos, ruidos, ruidos. Su tacto, sin embargo, no se puede describir.

Pasé una semana bien rodeado entre amigos y vestigios de civilizaciones antiguas. Hablamos de Australia, Angola, Chile y todo lo que pudimos de Turquía. Especulamos con su política, atravesamos el Bósforo. Atardecimos frente a las mezquitas y desayunamos junto a antiguas iglesias. Andurreamos a lo largo y a lo ancho de esta ciudad que cierra Europa y abre Oriente. Nos planteamos los siguientes viajes, para no parar, porque de eso se trata, ¿no?

Napule

Napule, Napoli, Nápoles, Naples. En cada idioma un nombre para una ciudad indefinible, un galimatías urbano. Nápoles, la ciudad-volcán, que vive amenazada por sí misma, que asfixia a veces a sus gentes, que encanta al extranjero, que es un terremoto en potencia, un tsunami de lava en potencia, una lluvia de ceniza en potencia. Que hay que visitar ahora, porque vive en el ahora y porque no se sabe qué habrá después. Que tiene un brillo indefinible, difícil de captar para muchos, imposible de olvidar para cualquiera.

Marcella y Jessica se quejan de la falta de perspectivas en Nápoles, al tiempo que reconocen entre líneas su fascinación por su ciudad. Susana, bilbaína napolitanizada, habla con alegría de cómo la ciudad la ha cambiado, de cómo se ha metido en ella, la ha hecho más alegre. Tratamos de entender la ciudad, divagamos sobre su luz y sus sombras, extranjeros y locales, al tiempo que una lluvia atroz anuncia un bello día de boda unas horas más tarde. Disfruto de un tráfico circense, de unas conversaciones llenas de una sabiduría irónica y pesimista local de las que me empapo. Me lleno los oídos de músicas alegres llenas de melancolía que hablan de que pensamos que estamos bien para no ponernos tristes.

Leo como Peppe Lanzzeta, en su Tropico di Napoli, intenta mostrar el espíritu cautivador y cansino de la ciudad a través de un trainspotting napolitano con una sobredosis de Almodóvar que recoge la epopeya cotidiana de sus gentes. Sus miserias, sus grandezas. Exagera bocetos de su mediterraneidad, su italianidad, su españolidad. Atrapa como atrapa la ciudad.

Me despido de Nápoles después de dos días magníficos que me hacen reencontrarme con una ciudad que me cautivó hace mucho tiempo. Le digo hasta pronto, estoy seguro de que volveremos a vernos. Les deseo lo mejor a Sergio y Valentina, causa primera de mi visita, hastapronteo con Marcella. Descubro a Jessica, Susana y Barbara. Me voy con el estómago lleno de manjares, con la vista llena de anarquías individuales, con el espíritu repleto.

Me voy a Estambul.

martes, octubre 09, 2007

El blog

El argumento del niño del minifundio me gustó: estás en las antípodas de la veracidad, así que puedes mantener el nombre del blog en honor de la mentira. Y así seguirá. A pesar de haber regresado a Europa, donde estoy en las antípodas de las antípodas y la mentira no se manifiesta tanto.

Y en Europa celebré, precisamente, el aniversario que conmemora el nacimiento de este engendro de bitácora, cargado de chascarrillos y humor fácil sobre un país difícil (de aguantar). Precisamente en su capital, en mi Bruselas. Allí reuní a dos compañeros (y sin embargo amigos) de viaje a Australia, un compañéro (y sin embargo amigo) de carrera y dos ex-compañeras (y sin embargo amigas) de sufrimientos en el mayor engendro periódistico que ha dado el Opus: AE.

En torno a un pato a la Kriek comentamos las últimas novedades de la vieja Europa, donde sabemos diferenciar lo real de lo virtual, una frontera que el márketing diluye más allá del Estrecho de Torres (Belén dixit).

Y de ahí el viaje continuó a España, el país outback en el que nací, rojo y enladrillado desde el cielo (¿Quién lo desenladrillará?) Donde acabó la persecución que Australia nos hizo a lo largo y ancho del Benelux, sea en forma de canción (Downunder) en la radio holandesa, en forma de video sobre Sydney en una pantalla de una agencia de viajes cualquiera en un barrio (no rojo) cualquiera de Amsterdam, en forma de cadena de helados o en forma de koala de peluche en el pasillo del avión de Ryan-air.

Ahora me reencuentro con ese mecanismo de lo cotidiano que es la rutina y la saludo en algunas caras que tenía borrosas, en algunos rincones imborrables y en sabores y olores inolvidables.

viernes, septiembre 28, 2007

Oceania mon amour

Mais oui, abandono oceanía en unas horas y todas las cosas increibles que en ella he vivido y sobre todo las personas que he conocido, tanto en Australia como en Nueva Zelanda, Fiji y Samoa. Ahora me dedicaré durante las largas horas que me quedan de regreso a Europa a pensar qué hago con el blog (al tiempo que muerdo insaciablemente los mofletes de Susana). Acepto propuestas. Quizá la decisión ya esté tomada.

martes, septiembre 25, 2007

Flavours of the world

Mejor título imposible para un curso de cocina. Incluso en Australia, a pesar de su escaso bagaje culinario, sonaba apetecible. Y Erika, Laura y yo caímos en la trampa. Mal como forma de mejorar nuestros conocimientos culinarios, pero fue irrepetible como estudio antropológico. Las anécdotas se aturullan en mi mente y esculpen ese "simplicity funerals spirit" tan difícil de explicar.

Un ejemplo máximo de lo que fue el curso son los Vaclavas que hicimos en la clase dedicada al Middle East. La profesora decidió que Turquía era Middle East y no Mediterranean. La geografía fue anecdótica en este curso, esto es lo de menos, pero doy otro ejemplo: a la cocina italiana la llamó "Tuscany" sólo porque una película ha puesto de moda esa región. Pero resultaba difícil saber qué tiene la pasta fresca, el pesto, la pasta al horno y las peras al chantilly de toscano que no tenga de calabrés, siciliano o lombardo. La asociación geografía/cocina autóctona resultó del todo engañosa durante las ocho sesiones.

Pero volvamos a los vaclavas, o quizá Mcvaclavas. Los hicimos con pasta filo y un mix de frutos secos en diez minutos e hicieron a Dennis, un turco de la clase, poner el grito en el cielo. Los vaclavas, que en Turquía tardan horas en preparar, habían sido convertidos por la profesora en toda una declaración de intenciones: no estábamos en un curso de cocinas del mundo, sino de comida rápida disfrazada de cosmopolitismo. En otra ocasión bautizó a un guiso de arroz con tropezones varios torpemente sabroso (vease bacon, espetec y especias varias) como "the same concept as spanish paella". El yuyu estaba servido.

Por si estos ejemplos no son ilustrativos, sigamos el rastro del dinero, como dijo Garganta Profunda. En una de sus explicaciones previas a la deglutición de la faena, se enorgulleció de estar dándonos de comer a 20 personas por menos de 5 dólares por cabeza (3 euros). Haría milagros en Darfur, pero con el curso debió de engordar bien la buchaca y demostró ser mejor aprendiz de Solchaga que de Adriá. ¿Iría su sueldo a comisión?

And last, but not least, la actitud de los compañeros de merienda. Algunas se negaban a cocinar pescado para no mancharse las manos. Algún otro hubo que se erigió en Jamie Oliver (versión angloparlante de Arguiñano) del curso y no dejaba a los compañeros que metieran mano en sus fogones. Cuestión de ego. Finalmente, el fenómeno de la votación. En Australia cuando te preguntan "¿a qué te dedicas?" te están preguntando realmente "¿en qué compites?". Y claro, el país con mejor ratio de medallas por habitante en las olimpiadas tiene que tener también aspirantes a medallista gastronómico. Nos los encontramos a todos: La pregunta más repetida a la hora de la cena común era, ¿cuál ha sido el mejor plato? A ver quién se apunta la de oro.

En fin, como siempre, un muy buen márketing, pero más allá de su humo, la cutre nada.

domingo, septiembre 23, 2007

La otra


La otra es elegante, sofisticada, fría y torrida al mismo tiempo, antigua y nueva al mismo tiempo, cambiante al mismo tiempo, feminísima. Organizada, con clase. Mira al resto con suficiencia, sabe que todo pasa por ella, que nada pasa sin ella. No tiene el descaro y la pujanza de ésta. No le hace falta. Mira al mar con melancolía porque está totalmente en la tierra, aunque se baña en agua dulce. Sus formas son más coherentes. Ella es la otra, ideal para un engaño de temporada o casi para toda la vida. Melbourne es la Australia que me hubiera gustado y la Europa que añoro.

APEC

Cerraron el aeropuerto, vallaron el centro, acordonaron el hotel, sobrevolaron la ciudad, vigilaron cada centímetro de tierra, agua y aire para comprobar que el emperador, el nerón del siglo XXI, el gurú de la seguridad y pirómano de la política internacional, estaba seguro. Interrumpieron la vida de más de cuatro millones de habitantes durante casi una semana para organizar una cumbre en la que los próceres del mundo decidieron, poco más o menos, que la contaminación es mala, aja, que hay que ser buenos, aja, y que hay que reducir las emisiones malas de aquí a nosécuantos años, aja, aja. Y la pregunta es...¿para qué coño quieren Canberra? Es una ciudad pequeña en mitad de un bosque de eucaliptos, con distancias inmensas, con cuatro habitantes, hecha para ser la sede neutral de un gobierno por el que debían de dejar de luchar Melbourne y Sydney. Un sitio ideal para organizar una cumbre de tales magnitudes sin molestar a casi nadie. Pero prefirieron interrumpir la vida de tanta gente durante casi una semana y demostrar lo bien que vigilan una ciudad tan grande. Y sin embargo, un par de plumillas disfrazados de bin ladenes se metieron hasta la cocina. Casi tocan al calígula tarado y a su séquito paranoide de matones guardaespaldas y ambulancias importadas para la ocasión. Y Australia hizo el ridículo. Simplicity Funerals.

viernes, septiembre 14, 2007

Messi ficha por el Córdoba CF


El jugador argentino Leo Messi ha confirmado que la próxima temporada jugará en el Córdoba CF. Messi, perteneciente a la plantilla del Barça, confirmó su traspaso a la entidad blanquiverde mientras se encontraba concentrado con su selección en Australia, donde la albiceleste disputó un partido amistoso contra la selección local. El equipo andaluz está preparando su retorno a la máxima categoría del fútbol español para la próxima temporada con la incorporación del astro argentino y de otros jugadores de gran categoría cuyos fichajes aún no han sido confirmados. "Estaba dudoso entre el proyecto del Córdoba y el del Celta de Vigo, pero finalmente opté por fichar por el equipo blanquiverde", afirmó Messi, quien espera ganarse el corazón de la afición andaluza tan pronto como aterrice en Córdoba. Otros jugadores que podrían estar en la órbita del equipo cordobesista son Pepe, Oubiña, Torres y Sneijder.

jueves, agosto 30, 2007

Half an hour

“Semejante gilipollez sólo se puede dar en Australia”, sentenció Laura nada más bajar del avión. Al llegar al albergue de Adelaida, la gilipollez se mostraba con orgullo. En la pared, varios relojes iguales mostraban diversos husos horarios. Sobre cada reloj, el nombre de una ciudad: Nueva York, Londres, Nueva Delhi, Tel-Aviv, Tokio, Buenos Aires...la manecilla de la hora hacía sospechar la lejanía en kilómetros, el minutero las hacía a todas iguales. A todas no: Adelaida, capital del estado de Australia del Sur, tiene media hora de diferencia con respecto a Sydney y Melbourne, su minutero es distinto al del resto del mundo. En un país angustiado por su falta de identidad y necesitado de distinguirse en lo más mínimo por su enfermizo afán competitivo, la más mínima nimiedad puede ser causa de orgullo. En la arrinconada Adelaida, asfixiada por la preponderancia de la europea Melbourne, la arrogancia de nuevo rico de Sydney y la inminencia de Perth y Brisbane, media hora puede no ser nada, pero han convertido el minutero en un clavo ardiendo.

sábado, agosto 25, 2007

Be yellow!


Pues nada, aquí voy yo en yellow. Es una foto que me sacaron en mi viaje a Chernobil.

martes, agosto 21, 2007

Sueños


I. En mis noches de insomnio, cuando giro horizontalmente en mi cama sobre mi eje vertical, como la rotación de un planeta perdido enfundado en sábanas, esta imagen gira igual, horizontamente, dentro de mi cerebro. Estas dos palabras de neón recorren mis neuronas de una en una mientras me tapo hasta la cabeza para poder aislarme de todo, del todo. Simplicity funerals. Al principio fue una imagen curiosa. Luego inquietante. Ahora, casi al final, reveladora: es la imagen que mejor sintetiza la australianidad.


II. A pesar de ello, me quedo dormido y sueño. El neón se evapora y el sopor del sueño se hace primero con mis ojos. REM. Luego con el resto de mi cuerpo. Entonces sueño. Hace años leí un libro que se convirtió en un sueño para mí: "Entrevista con la Historia", de Oriana Fallaci. Veinticinco entrevistas entre finales de los 60 y principios de los 70 a algunas de las principales figuras políticas de la época. Veinticinco entrevistas para entender el mundo. Mientras lo leía, soñaba con hacer algún día algo parecido. Versión española, versión masculina, versión nuevo siglo. Al final, cuando me quedo dormido, sueño. Últimamente sueño que entrevisto a figuras políticas de mi tiempo: Fidel Castro, Felipe González, Jacques Chirac, Benedicto XVI desfilan oníricamente ante mis preguntas. Y entonces, los sueños sueños son.


III. A pesar de ello, muchas veces he soñado con guerras y otras muchas con países lejanos. En mis sueños he estado en Uruguay y Costa Rica, en Chechenia, Bosnia y Afganistán. Y en muchas córdobas tiroteadas. Últimamente viene a mis sueños un país que son guerras y lejanías: Papúa Nueva Guinea. Cuando vine a Australia pensé en Papúa. Mas cerca imposible. Pes es peligrosa y cara. Me voy de Australia sin pisar Papúa. Pero si no voy a Papúa, Papúa viene a mí. Viene a mis sueños algunas noches. Y entonces yo la viajo. Y los sueños, sueños son.

lunes, agosto 20, 2007

Mardi Gras (III y IV)

Bolas de sushi y Palusami

El tiempo me transportó, en apenas un mes con la intensidad de años, de la inmensidad de cristal, tan urbana, de Tokio a la indefensión de barro de Apia. De la educación milimétrica del japonés a la simpatía primitiva del samoano. De la racionalidad botánica de Kioto al indomable fulgor verde de Laloumalu. De la elaboración culinaria mundialmente famosa del sushi a la exquisitez de subsistencia del palusami. Para sus paladares y mochilas, propongo ese ejercicio de esquizofrenia gastronómica: viajar a la vez al país del sol naciente y a una pequeña isla del Pacífico.

Bastan dos tazas de arroz para dar los primeros pasos. Es necesario lavarlo en agua fría para eliminar el almidón. El siguiente paso es ponerlo a cocer con dos tazas y media de agua y un trozo de alga kelp. Ocho minutos de fuego alto, cinco bajo y diez de reposo bastarán para empezar a reducir la distancia física y cultural con Japón. En un cazo se calientan cinco cucharadas soperas de vinagre de arroz, con dos de azúcar y dos pequeñas de sal. Una vez que hierve, se añade al arroz y se mezcla bien para que absorba la mezcla, que ayudará al arroz a quedar bien pegado, como si los granos viajaran en hora punta en el metro hacia Shunjoku. Poco después podemos jugar con la mezcla.

Un sushi simple nos lleva a cortar muy fino un trozo de salmón o de atún (salmón ahumado para fulleros), ponerlo en un trozo de plástico de cocina como fondo al que se añade una cucharada de arroz. Si se oprime el plástico queda una bola perfecta de sushi. Antes de añadir el arroz se puede añadir un poco de wasabi, esa sustancia picante como venida de otro planeta, clara prueba de que puede existir la vida alienígena. El sushi está listo, Japón, que huele a pescado, a arroz y a sustancias inexplicables, está más cerca.

Al mismo tiempo, el paladar nos puede llevar a otro lugar: Una isla verdísima en mitad del Pacífico, habitada por menos personas de las que atraviesan en dos horas el cruce de Shibuya. Para llegar a ella basta con realizar la misión imposible de encontrar hoja de taro. Es un tubérculo parecido a la patata cuya hoja se aprovecha en los fogones samoanos. Como producto alternativo se pueden utilizar espinacas grandes.

También es necesario, indispensable, para realizar el viaje un poco de leche de coco. Hay que ordenar las hojas de taro o las espinacas por tamaño, situando sobre la menor unas finas rodajas de cebolla y tomate, sal y leche de coco. Posteriormente habrá que cerrar las hojas, asegurándose de que no quedan huecos por donde escape el relleno. Debe cerrarse después con hilo de cocina, y el resultado en papel de cocina o de platina. Todo ello se hará al horno durante 40 minutos.

El resultado será una especie de pasta ideal para untar sobre taro asado partido en dos trozos, o sobre patata asada. La mezcla de ambas recetas planteará profundos dilemas culturales a nuestro estómago, a nuestras papilas, a nuestro pensamiento.

Desde Tokio a Apia, continuidad de edificios milenarios y de cocoteros, frondosidades indomables de seres humanos y de árboles tropicales, miradas perdidas de seres solitarios y calores familiares en casas de barro de una habitación, trenes voladores y caminos de tierra, olores de pescado y coco en su paladar.

jueves, agosto 02, 2007

Pasar chocolate

"Bajarse al moro", ¿se acuerdan? Ir a Marruecos, comprar unas bellotas de chocolate (hachis) por cuatro duros, tragarlas o metarlas en el ano, pasar la frontera, cagarlas y venderlas en España por mucho más dinero. Negocio hecho, arriesgado pero hecho.

Así más o menos me sentí yo ayer. Me explico. Samoa es un país productor de cacao, y por tanto es fácil encontrar productos derivados como las habas de cacao y la manteca de cacao. Se puede pagar por estos productos cantidades irrisorias, mientras que en los mercados occidentales se consideran productos gourmet y están al alcance de muy pocos.

Como saben, soy un chocoadicto. En Samoa encontré mi paraíso y compré un par de trozos de manteca de cacao de unos 100 gramos por menos de un euro, así como habas de cacao. El problema era pasarlo por aduanas en Australia. Como buenos anglosajones, y más tirando a yankees que a ingleses, son paranoides, extremos en el celo, inflexibles y poco dados al raciocinio. Consideran que algún producto natural puede dañar a su ecosistema (nadie ha hecho más daño al ecosistema australiano que los propios anglosajones: Verbigracia, los conejos). Así que pasé un momento de apuro ayer en aduanas.

Evidentemente, el chocolate no estaba en mi ano, sino en mi maleta. Por suerte, encontré a un agente de aduanas que estaba pasando de todo y me permitió poner en riesgo la naturaleza australiana. Ahora tengo 200 gramos de manteca de cacao en mi poder, y sé cómo utilizarlo.

sábado, julio 28, 2007

Fotos

Tenia una gripe de caballo. Tanto era asi que tuve que retrasar el vuelo a Samoa tres dias para poder recuperarme. Los ultimos dos dias los pase en casa de Laura. Ella se iba a Espanha y me dejaba su casa para recuperarme y huir de mi companhero de habitacion, que se sufria otra gripe en fase terminal. Si escapaba de su lado escapaba tambien de una espiral de contaminaciones viricas. Prepare todo en el ultimo momento. En el aeropuerto, antes de embarcar, me llamo Susana. -Lo llevas todo? -Si. -Llevas la camara?. -Mierda.

Se me olvido la camara. O mejor dicho, la traigo, pero sin bateria. (Una de risas enlatadas, camarero!). Pues si. No habra fotos de Samoa. Bueno, podria comprar aqui una camara de usar y tirar, pero he decidido que paso. Llamenme egoista visual, pero todo esto se queda en mis pupilas, por si alguien se reencarna en ellas que tenga el monopolio (Alex, va por ti).

Pero les voy a contar algunas fotos que hubiera tomado:

Poca policia: Cogi un taxi al salir del hotel porque no llevaba a la primera entrevista. De repente, en el carril de enfrente, un monton de policias desfilaban con su pareo azul y su camisa de agentes del orden. Detras, otros tocaban instrumentos de banda musical de barrio. Y aun mas atras, un monton de coches desfilaban lenta y tranquilamente. Samoa no tiene ejercito y la policia no va armada. Esa hubiera sido una foto simpatiquisima para mostrar la calma de este pais.

Inflacion: El primer taxi que cogi en un momento de apuro me cobro 2 tala (1 tala= 0,26 euros...espero!) para ir al centro. El segundo 3 tala. El tercero 4 tala. Cuando regateas te bajan el precio, pero me siento como el Carrefour regateando con la tienda de la esquina. Claro que tambien me siento como un argentino en los 80, en plena hiperinflacion! Hubiera sacado el careto del taxista como diciendo "vale, dame 3 tala pero no me estreses".

Mangiare: Cuando empece a estudiar italiano, en la primera clase, la profesora nos pregunto que palabras sabiamos en Italiano. Tras Buona sera, come stai, sono spagnolo y cuatro paridas mas alguien dijo "mangiare", y la profesora dijo -asi me gusta, hablemos de las cosas importantes-. Pues si, hubiera sacado una foto del mercado con las comidas tipicas samoanas. En concreto el Palusami. Son hojas de Taro (tuberculo parecido a la patata tipico del Pacifico) con cebolla y leche de coco en el fondo. Estan cocinadas al vapor y...ni que decir tiene que esta buono da morire!

Topar con la Iglesia: Algo realmente sorprende en un pais de apenas 120.000 habitantes es la lucha por las almas que mantienen distintas iglesias. Aun si es un pais pacifico (en el doble sentido), tranquilo y estable, sus iglesias luchan por ver quien la tiene mas grande (la iglesia y la cola de feligreses) y no paran de construir templos. Parece Sevilla, hay una iglesia por cada tres habitantes. Metodistas, protestantes y catolicos no dan tregua, pero se llevan la palma los mormones, que han construido su vaticano a pocos kilometros de Apia (capital del pais).

Siembra vientos: Ayer llovia con exageracion, y lo dice un andaluz. Creo que ni Noe habia visto tanta agua. Los ciclones son uno de los grandes problemas de este pais, que cada cierto tiempo se ve obligado a reconstruir infraestructuras por culpa de los ciclones. La temporada de vientos llega en enero, pero ayer pensaba que tendria que construir una gondola para llegar al hotel.

Y nada mas por hoy. Desde Apia con amor. Yo he terminado mi trabajo y me piro a la playa a disfrutar de arenas blancas, aguas calidas, palmeras verdes y todos los demas manjares visuales que ofrezca a mis pupilas el Pacifico. Talofa!

domingo, julio 22, 2007

Volver a empezar

Hoy es 22 de julio. El día empezó a las 00.00, como cualquier otro, y poco después me fui a la cama. Dormí unas diez horas porque el cuerpo me lo pide después de cinco días cinco de gripe en los que he dormido muy poco. Me he levantado y he mirado el correo, el periódico y dentro de poco, tras escribir este post, desayunaré. He visto que España se dirime entre la muerte del todopoderoso Polanco y la viñeta censurada, en plan talibán, a El Jueves. Estoy en casa de Laura, ella está en España, y Adri y Carlos también están aquí. Ellos aún duermen. Cuando se levanten quizá vayamos a algún sitio. Tengo hasta las tres de la tarde. A esa hora Adri me llevará en coche al aeropuerto. A las 17,35 sale mi vuelo a Samoa. Volaré durante cinco horas y cuando llegue, por una cuestión de juego de husos horarios, volveré a empezar este cómodo y tranquilo 22 de julio. A pesar de que "sólo" hay 4.500 kilómetros de distancia entre Sydney y Apia, la capital de Samoa, el avión atraviesa la línea establecida internacionalmente como divisoria entre el comienzo del día y el final. Se encuentra en mitad del Pacífico. Del lado de allá, Samoa, que estará empezando de nuevo ese 22 de julio ya vivido por mí cuando, del lado de acá, el primer territorio que recibe el nuevo día, Vanuatu, estará entrando en el 23 de julio, con todo lo que nos traiga.

jueves, julio 19, 2007

Fama

-"Buscas la fama, pero la fama cuesta". Es una frase mítica de nuestra infancia. Sin embargo, a mí la fama me está viniendo casi sin querer. Si allá por marzo fui la portada de RDO, una revista que se encarta los domingos en las cabeceras de los Joly en toda Andalucía, lo de ahora va a ser mucho peor. El domingo paseé por Sydney junto a Lucía y Álvaro, reportera y cámara del programa "Andaluces por el Mundo". Preguntas sobre el país, sobre mi vida aquí y sobre la ciudad al mismo tiempo que nos encontrábamos frente a la Catedral, la Torre de Sydney, el Harbour Bridge, Circular Quay, el mercado chino y el pub The Australian. Lo peor de todo es que la fecha de emisión será en septiembre u octubre. Y no me haría ni puta gracia que lo emitieran cuando yo ya esté allí.

miércoles, julio 18, 2007

La serpiente

Érase un verano sin noticias. Érase un grupo de periodistas desesperados en la redacción. Érase un rumor: "se ha visto una serpiente en tal jardín". Érase que el rumor se hizo noticia por via de urgencia, sección escasez. Érase que nadie había visto la serpiente. Érase que el periódico hizo un seguimiento diario. Érase que el Ayuntamiento de aquella ciudad terminó levantando los jardines para tranquilizar a la población. Érase que los periodistas lo contaron después con orgullo y satisfacción. Érase que el jardín quedó erased.



Perdón por el silencio de las últimas semanas. Seguiremos informando.

jueves, junio 21, 2007

Dilema moral

Señores del jurado, me encuentro ante el siguiente dilema moral: Como saben, el nombre de este blog es Oceanía Directo. Está bien que lo que les cuento sólo lo cuente en diferido. Pero lo que resulta inaceptable es tener dos mentiras en un solo título. Por ende, en tanto en cuanto mañana me desplazaré a Asia para pasar los próximos diez días, se me plantean dos posibles opciones como solución: O dejar de escribir, o cambiar el nombre del blog. Como la segunda opción es inviable, dado que soy el primero en Google con diversas combinaciones de palabras en su buscador y ello supondría tirar por la borda muchas horas de creación express, no me queda sino despedirme de ustedes durante los próximos días. Sin embargo, como avance informativo anuncio que volveré con una crónica gastronómica de mi viaje a Japón en forma de receta.

Sayonara, babies.

Se va, se va, se fue




El invierno llega y ella ya no estará aquí. Será más invierno sin el calor de su palabra. Ella, que podría ser irónica hasta pidiendo la hora. Sarcástica hasta durmiendo. Se va a los puertos y Australia se queda sola. Perderá su poco sentido, habrá que irse yendo. Todo será más frío sin el calor de su risa de adolescente y sus pensamientos de mujer de muchos siglos. Australia se queda sin su absolución salvo milagro, pero habrá sido el blanco de muchos de sus mejores dardazos porque quizás hasta sus ronquidos tengan dobles sentidos. Y eso hay que agradecérselo a este país. Australia ha provocado el latigazo de su mirada y el carnaval de su risotada. No encontró la gran ola. No vino a buscarla. Encontró poco más en este continente de tierra roja y mucho, mucho humo. Pero nosotros la encontramos a ella, y eso hace que todo haya valido la pena. En el fondo, ella ha sido nuestra gran ola.

Pongamos que hablo...de Belén.

jueves, junio 14, 2007

Mardi Gras (II)

Beef Kovu

En su mochila y su estómago, dejen hueco para cruzar un abismo en el tiempo, en el espacio, y en la civilización. El tenedor debe de estar preparado para lo mismo: El viaje a través de la carne de ternera, la crema de coco, el tomate, la cebolla y el boniato nos lleva a Papúa Nueva Guinea. Sus ignotos peligros y territorios escondidos hacen que muchos gobiernos aconsejen no viajar a este país. Pero el paladar es libre. Un porcentaje desconocido de papuanos quizá prefiera cocinar otro tipo de carne bípeda. Nosotros elegiremos una pieza de unos 500 gramos de falda de ternera. Con un cuchillo de los que serían nuestro gran aliado en las selvas tropicales de Papúa, se debe de cortar la ternera en trozos de unos 2-3 centímetros. Una vez sazonada, se debe de mezclar con unas dos tazas de crema de coco para buscar el misterio de la dulzura del trópico. A esa ya inverosímil comunión de sabores y texturas se deben añadir las rodajas de un tomate mediano, los trozos pequeños de un boniato y una cebolla cortada muy fina. Es entonces cuando surge el abismo de la civilización para plantearnos dos opciones. Se pueden poner en un recipiente hojas de banana bien juntas sobre la que se incluirá la mezcla de todos los ingredientes, y se cerrarán con cuidado con hilo de cocina. La otra opción es hacerlo en papel de platina, igualmente bien cerrado. El negro de la carne, el rojo del tomate y el naranja del boniato, presentes en la bandera de Papúa, fusionarán sus tonalidades dentro de las hojas o la platina, que se incluirán dentro de un recipiente cerrado en cuyo fondo habremos vertido un vaso de agua. Todo ello irá al horno a 180 grados durante dos horas y media. Si vencemos a la impaciencia, el vapor de la humedad y el calor papuanos cocinarán los sabores de este plato en el horno. Papúa es el país con mayor riqueza lingüística del mundo, pero todos sus idiomas coincidirían onomatopéyicamente al expresar la delicia del beef kovu. Desde Port Moresby, selvas tropicales, islas desconocidas, especies olvidadas en su paladar.

viernes, junio 08, 2007

Propuesta de himno

Ante la polémica insistencia de las últimas semanas por parte de políticos y jerifaltes del deporte español de crear una letra que acompañe a la marcha de Granaderos, o Real, o Himno de España, Oceanía Directo toma posición. Así, OD propone una letra acorde a la música de esta marcha y a la situación actual de aquel lejano país. La letra resalta los valores más profundos de la nación y la presenta como una tierra de oportunidades donde puede haber una casa para todos (o incluso catorce), una tierra en constante transformación que se está construyendo continuamente. Un lugar donde las más altas cotas pueden ser alcanzadas, donde el cielo no es un límite.

Viva España,
alzad ladrillos
hijos de la especulación
que hay que construir.
Gloria a la patria que hizo surgir
junto al azul del mar palacios hasta el sol.
¡Triunfa España!
cementos y taladros
roncan al compás
del sueño marbellí.
Incéndialo todo en verano sin fin
que vamos a asfaltar hasta Portugal.
Viva España,
alzad paletas
en esta gran nación
sueño de un albañil.
Gloria a la patria que hizo surgir
junto al azul del mar palacios hasta el sol.

jueves, mayo 31, 2007

Adivina adivinanza


¿Dónde se va el gitano de vacaciones?


Se lo pongo fácil:

lunes, mayo 28, 2007

Mardi Gras (I)

Pollo Malawi

Cojan una mochila que pese poco y no lastre sus alas, y un tenedor. Nos vamos a Malawi. En la mochila, junto a la poca ropa necesaria para viajar y la dosis de curiosidad que sostenga el viaje, unos 250 gramos de nueces de macadamia y cuatro pechugas de pollo para empezar el movimiento. Añadan a los complementos necesarios para salvar la higiene 75 miligramos de salsa de soja, otros tantos de aceite de oliva para recordar el lugar donde empezó el itinerario, dos cucharadas soperas de harina de maíz, sal y pimienta. Cojan medio litro de agua tan transparante como las de esas orillas paradisíacas de las fotos que hay en las agencias de viajes. Pensamos que no existen pero están ahí. La realidad supera a veces a las agencias de viajes. Agua como la del lago Malawi, destino de esta receta. Teniendo como promesa realizable a través del paladar las palmeras, arenas blancas y aguas del Malawi, pongan el líquido elemento a hervir y añadan, a fuego fuerte como el sol de esas latitudes, el pollo cortado en trozos grandes y salpimentado. Seis minutos después, el tiempo que puede durar la eternidad, saquen el pollo pero guarden el agua. Malawi es un país montañoso que pasa de los 3.000 metros de altura y va descendiendo hacia el lago. Malawi es un wok y ese wok es necesario para freír en aceite de oliva (preferiblemente andaluz, pero esto en Malawi no lo saben) las macadamias. Sin quemarlas porque nos pueden amargar el paladar, la receta, el viaje. Las sacamos y doramos a fuego fuerte, fuego de mediodía en Malawi, el pollo que nos esperaba. Tras 10 minutos, o dos eternidades, bajamos el fuego. La salsa de soja, negra como la piel de Malawi, la mezclamos con nuestra piel de harina de maíz y el agua del lago donde cocimos el pollo. Añadimos las macadamias y subimos el fuego hasta que la salsa espese y el deseo se haga inminente en nuestra boca. Dejamos al pollo hacerse en la salsa durante otra vida eterna de cinco minutos. Aterrizamos en la mesa donde unas verduras fritas y un arroz blanco harán el acompañamiento perfecto. Desde Lilongwe, caminos de tierra roja, árboles de verdes inmensos y olores del trópico en su paladar.

World Press Photo

La fotografía. Un disparo. Mil pensamientos en un disparo. El encuadre, la luz, el plano, la distancia, la historia, el momento, la casualidad. Clic, clic. ¿Una imagen o mil palabras? La deformación profesional me lleva a creer en las mil palabras, y a crear las mil palabras. Pero envidio la imagen que mueve montañas. Las mil palabras hay que cocinarlas, masticarlas, digerirlas (a veces cagarlas). La imagen es un sabor que entra por los ojos y mueve el mundo, al menos nuestro mundo. Galaxia Guttemberg versus Galaxia Marconi. Mil palabras a veces no bastan para explicar lo que una imagen puede provocar.

En Sydney este mes se encuentra la exposición de las mejores fotografías de 2006, el World Press Photo. Desde la guerra de Líbano hasta la explosión de un gasoducto en Nigeria, desde el Mundial de Alemania y el zidanazo, hasta la guerra mundial de Irak, el levantamiento de los asentamientos judíos de Gaza, la "recaille" de Paris, el deshielo de los polos, la naturaleza. Multitud de impactos de "foteros" aguzados que estuvieron en el lugar preciso en el momento exacto mientras dejaban otros momentos y otros lugares en la oscuridad del olvido.

En esa oscuridad a veces se quedan muchas imágenes que mis ojos captan y que merecerían ser mostradas a los suyos, que me leen ahora. Pero mi cerebro anda siempre buscando mil palabras que contarles, y toda la belleza y la mierda que encuentro en este mundo se queda a veces sólo para mí. He visto cosas maravillosas más allá de Orión, pero no tengo pruebas.

Hace poco tuve una foto que no saqué. Podría haberla tenido, pero para explicarla hubiera necesitado mil palabras o quizás más. Fue en el aeropuerto de Brisbane. A lo lejos, dos tipos altos, piel oscura, camisa azul típicamente fijiana arriba, pareo oscuro abajo. Bula! Podría haberles saludado. Eran fijianos. Los dos con muletas, los dos mutilados. Les faltaba una pierna. Podría haber sido cualquier causa la que provocó la amputación. Sin embargo, volví por un momento a mis vacaciones en Fiji, de las que les debo una crónica que nunca escribiré, a la isla de Nacula, al lugar donde me alojé durante cinco días de ensueño. Encontré la respuesta.

Allí, en una cena fijiana fantástica varios europeos hablábamos de todo un poco. Noruegos, ingleses, alemanes, españoles, holandesas, a qué te dedicas, qué haces aquí, has estado antes. De repente, entre esto y lo otro, una enfermera inglesa nos contó que trabajaba para el ejército de su país. Estaba allí aprovechando unos días de vacaciones. Trabajaba en Suva, en la capital de Fiji. El Ejército de Su Majestad los mandaba allí para comprobar la salud de los jóvenes fijianos dispuestos a salir del paraíso pacífico y de sus 1,7 dólares mensuales de sueldo. “En el Reino Unido nadie quiere alistarse y buscamos soldados en otros países anglófonos”. Un mes de preparación en Londres y después los mandan a “operar sobre el terreno”.

En mi mente la camiseta de un fijiano a la vuelta hacia el aeropuerto tras mis vacaciones: “Iré al cielo porque ya he estado en el infierno: Afganistán 2006”. En mi mente, esa imagen de los dos mutilados de Brisbane. No la saqué. Quizá no tenía la cámara o quizá estaba ensimismado en las 1000 palabras. O quizá estaba aturdido por el olor a azufre del purgatorio de Brisbane. O quizá me estaba volviendo un poco más misántropo, y eso no hay imagen que lo recoja.

lunes, mayo 21, 2007

Cosina

Para quien me conozca mucho, para quien me conozca un poco e incluso para quien no me conozca nada, hay algo extraño en este blog, algo que falta, algo que es necesario. Efectivamente, señores lectores, saben a lo que me refiero: para aumentar la (escasa) credibilidad de Oceanía Directo es necesaria una sección de cocina. Ningún medio medianamente creible que se tercie puede renunciar a esta sección. Así pues, y con la colaboración de Laurinha, cada martes llegará ante sus pantallas una sección de gastronomía exótica (sólo exótica) cuyo título será "Mardi Gras". Mardi Gras les traerá las mejores recetas de los más lejanos recovecos del planeta. "He pensado que el título pega porque estamos siempre pensando en comer, y el mardi gras era el día en que se hinchaban de comer antes de la cuaresma", afirma Laurinha. Mañana, sin ir más lejos (para que esperar otro martes más), OD les traerá una receta del África meridional, desde Nueva Gales del Sur para el mundo: Pollo Malawi. Les puedo asegurar que El niño er Minifundio y yo segregamos todavía saliva sólo con escuchar el nombre de esta delicia, y concedimos en su día a Laurinha el título de Dama de Lilongwe mientras dábamos lengüetazos al plato.

Elecciones


Aprovecho que estamos en periodo electoral a nivel municipal, y que tengo un blog para decir lo que me salga de los mismísimos, para pedir la prohibición de todos los ayuntamientos (salvo los carnales).

viernes, mayo 18, 2007

El juego

http://www.adultswim.com/games/biblefight/index.html

Simplemente jueguen. Y no digo más.

El semáforo (II)


Es difícil hablar de los semáforos de esta ciudad sin ser poseído por la ira. Hay un extraño mecanismo que hace que el peatón tenga que pulsar un botón si quiere tener derecho a cruzar, a que el indicador se ponga verde. Si no, el vehículo lleva la razón. Si el peatón se olvida, un turno sin jugar, como en la oca. Incluso si no se olvida, tiene tres segundos para cruzar. Inmediatamente después, el indicador de peatones se pondrá en rojo intermitente y el conductor se creerá con derecho a atropellar. Concederá graciosamente que pases, pero podría matarte igual y llevar razón.

Hay veces en que todo el mundo está parado, incluso si es un cruce. Todo en rojo y lleno de prohibiciones: Es un pequeño viaje a Tiannanmen. Quizá alguien pensó que con ese sistema el tráfico es más fluido, y orgulloso de su idea llevó un semáforo hasta el Museo Australiano, lo juro. Pero no tiene sentido. Y no sólo eso, si los turnos para cruzar son efímeros, los de los coches son interminables. Quizá sería buena idea equipar los semáforos con cubos de Rubik para distraer al peatón. Total.

Ante esta perspectiva, me he convertido en un cani peatonal, un suicida del paso de cebra, un napolitano que jugase en casa. Para ir al trabajo ando media hora y paso unos diez semáforos. Me los paso todos por los huevos. Si los respetara como un escandinavo, mi visado se acabaría antes de llegar a la oficina cada mañana. A veces pienso como Lorca que la muerte me espera antes de llegar a Córdoba, pero en esta ciudad se han empeñado en que el tráfico no funcione y yo prefiero morir atropellado que de impaciencia.

jueves, mayo 17, 2007

Du hast?

miércoles, mayo 16, 2007

El coloso

Entre mis sueños, se coló anoche un sonido inmenso. Era como si Medina Cantalejo estuviera pitando el final de un partido inacabable una y otra con un silbato del tamañó de Luxemburgo. Pensé entre las neblinas del sueño que quizás se trataba de una pesadilla, ¿se imaginan a Albania ganando la Eurocopa?

Sonaron unos golpes en mi puerta. Me desperté y esperaba que abriera un jugador albano (y Romina), el colegiado andaluz no paraba de soplar el artefacto y de repente aparecieron mis compañeros de piso para sacarme de tan pesadillesco partido. No era el fútbol, estúpido, me dijo alguien o me dije a mí mismo. Había una alarma de incendios sonando en todo el bloque, un fuego supuestamente en mi misma planta y había que evacuar el edificio.

Me resistí a decirle adiós a Medina Cantalejo al grito de "I don't mind burning, but let me sleep", pero antes de darme cuenta mi instinto de supervivencia tiraba de mí hacia las escaleras, catorce pisos hacia abajo.

Mi compañero el gabacho puso el toque sarcástico al asegurar que era una buena oportunidad para conocer a los vecinos y me travestí en azafata del 1,2,3 para calcular que en 23 plantas con seis pisos cada una deben haber más o menos una pechá de vecinos, vecino arriba, vecino abajo.

Aproveché la ocasión para hacer una DAFO de las tías que había a mi alrededor y llegué a la conclusión, siempre con el cerebro lleno de legañas, que ante la Amenaza del incencio tenía la Oportunidad de ligarme a alguna asiática, que son mi Debilidad, y así Fortalecer mi ego.

Al llegar abajo, una larga hilera de camiones de bomberos nos hicieron un pasillo de bienvenida, varios centenares de personas se arromolinaban en torno de ellos -destacaba entre tanto asiático una negra con una bata plateada a lo Gloria Glaynor-, y yo pensé que de qué mes hacía el día 11, relamiéndome pensando en la crónica que mandaría al día siguiente al tiempo que sufría por mis calzoncillos con la bandera italiana, que habían quedado, con el resto de mis pertenencias, atrás para siempre.

Sin embargo, dos minutos después, un tío encorbatado me quitó el Pulitzer de las manos cuando ya empezaba a preparar mi escena a lo Scarlett O'hara ante las cenizas del Regis Tower de Sydney, y nos mandaron a todos de nuevo al sobre: los bomberos habían acabado su tarea, no había restos de humo, y me da que en Sydney son un pelín exagerados, aunque como diría Ramón Sánchez Ocaña, más vale prevenir.

Ci vediamo, Medina!

lunes, mayo 14, 2007

They've got the power


No se presentaron. Un grupo de hombres medianamente poderosos que representaban a organizaciones muy poderosas vinieron desde la otra punta del mundo, el lado de allá –lado de acá sentimental- para conocer a hombres de acá muy sabios y duchos en condiciones mercantiles autóctonas y a hombres locales, como ellos, medianamente poderosos. Venían acompañados por un hombre marioneta que representaba a una organización muy poderosa en términos absolutos y relativos capaz de susurrar leyes a los gobernantes del lado de allá. Ninguno de los hombres medianamente poderosos del lado de allá era medianamente inteligible cuando hablaba la lengua autóctona. El hombre marioneta se aprendió un discurso que repetía como un reloj de cuco da las horas sin pedir permiso antes.

El primer día lo aguantaron bien. Comieron, bebieron, discursearon, agradecieron y escucharon. Hicieron guiños de camaradería a sus camaradas y con palabras oblicuas hablaron de negocios. El segundo día aguantaron peor. En las primeras reuniones los móviles y el ordenador no cejaron en su función aisladora. Los hombres medianamente poderosos se conectaron a la desconexión.

Pero lo mejor estaba por llegar. Antes del último cocktail, los hombres medianamente poderosos no aparecieron. No se presentaron. A los sabios hombres, calvinistas y abonados a la exactitud milimétrica, se les veía tirarse de los pelos sin despeinarse. Los gestos de indiferente calma echaban fuego y la imagen país, bastante deteriorada, se derrumbaba en sus cenizas. “Cómo dejar nuestras futuras carreteras, -promesas electorales- en manos tan irresponsables”, se preguntaba su silencio molesto.

Los hombres medianamente poderosos y el señor marioneta aparecieron cuarenta minutos más tarde como el que se tira en su sofá, no se disculparon e interrumpieron las palabras de los calvinistas, irrumpieron en sus discursos y comenzaron su perorata “dis is a veri importan travel to a veri nais cantri, ai guan tu introdius dis pipol, representin veri importan companis...”, comenzó el hombre marioneta como el caballo de Atila.

La razón: los hombres medianamente poderosos habían ido a hacerse fotos con ciertos animalitos mimositos mimositos y habían pasado de las reuniones. Y así nos luce el déficit.

viernes, mayo 11, 2007

Perdón

La competición estética entre viejos camaradas de Cloroformo, Kamerovski y el Operario Estepario y el toque hiperbólico-surrealista de Edgar Allan Borch, las magníficas historias mínimas del Agropensador, la poesía periodística de Emereci, el toque clasicista y maldito de Dertyu, la escritura rebosante de simpatía de Riquina, el verbo pulido y canalla de la reina Rbk de la canalla bruselense, las narraciones orondamente perfectas de Br1, las ideas hilarantes del Niño del Minifundio y la sorna cordoborgesiana del Doctor Perol me tienen tan absorbido que me he olvidado de escribir. Les pido perdón porque Australia ya me inspira poco (y cómo) y el trabajo desbordado sumado a un puntito de complejo de inferioridad literaria (queda mucho por aprender) han desactivado este blog en los últimos tiempos. Además, mayo me tiene para otras cosas...nostalgia flamenca de andaluz (cordobés) exiliado. Sé que hay promesas blogueras que no he cumplido todavía, pero espero recuperar la nitidez que tuve en otros tiempos.

Un abrazo donde quiera que estén.

miércoles, mayo 02, 2007

"Pero tengo suerte de estar aquí"

Un hombre de Darwin contó ayer cómo le tuvieron que amputar el brazo izquierdo después de que una serpiente mortal le picara nueve veces.

Gordon Lyons aseguró que casi muere después de que su corazón se parase tres veces en la mesa de operaciónes del Royal Darwin Hospital. Pasó siete semanas en estado de coma asistido por un respirador artificial y una máquina de diálisis después de que una serpiente king brown le picara en el brazo izquierdo hace dos meses.

Lyons, que aún no ha recuperado el movimiento en sus piernas, aseguró que los doctores tuvieron que reavivarle en tres ocasiones en la mesa de operaciones. "Tengo suerte de estar aquí ahora", confesó, "pero aún no puedo creerme que me cortaran el brazo sólo por una serpiente. Pero en cualquier caso, todavía estoy vivo y eso es lo más importante".

Lyons dijo que la serpiente, considerada una de las más venenosas del mundo, le picó después de cogerla en una zona cercana a una carreterea próxima a Litchfield. Admitió que estaba bebido y que iba en el coche con un colega desde mandorah a Darwin cuando vieron a la serpiente.

"Recuerdo que los chicos del pub de Mandorah querían algo para poner en su pecera, pero cometí la estupidez de cogerla con la mano izquierda porque en la derecha llevaba una cerveza. Tuve su cabeza en mi mano pero se me escapó y me clavó los colmillos en la mano abierta". "Salí disparado y la tiré en una bolsa de plástico que había en la parte trasera del coche", sigue.

"Por alguna estúpida razón, metí la mano en la bolsa y debío de oler la sangre, porque me picó otras ocho veces", explica. Lyons afirma que empezó a vomitar y a tener diarreas tres segundos después de que le mordiera la serpiente. "Mi colega intentó mantenerme despierto pegándome golpes en la cabeza y tirándome cerveza encima", recuerda Lyons.

lunes, abril 30, 2007

Pelucas

Quizá indica de forma directamente proporcional el número de calvos que hay en la ciudad, o inversamente proporcional los complejos de los ciudadanos. Si nos metemos en un análisis más elucubrativo, puede ser que tenga relación con un cierto travestismo colectivo, una forma de tomar prestada otra forma, un deseo social de transformación inmediata y fugaz, un cambio de apariencia de quita y pon. Lo cierto es que Sydney está llena de tiendas de pelucas, se pueden encontrar por cualquier sitio, y es algo que quizá sólo ocurra aquí. Si la oferta respeta a la demanda, como dice la vieja y omnipotente ley, las tiendas de pelucas son a Sydney lo que los bares a Madrid, las creperías a París, las cafeterías a Nápoles, los psicoanalistas a Buenos Aires, los kleenex a Lisboa o el bicarbonato a Londres. Y me preocupa. Quizá sea una forma de rebelión estético-política contra el primer ministro, John Howard, el calvo más famoso de Australia. Pero lo dudo mucho, y eso también me preocupa.

lunes, abril 23, 2007

Un paese

Una asturiana en Estambul le dijo a un madrileño en Dubai que quedara con un andaluz en Sydney. Se encontraron el andaluz y el madrileño y tenían en común a un maño en Emiratos, con el que el andaluz tenía en común a un vasco en Los Ángeles. Cosas curiosas, no?

martes, abril 17, 2007

Er niño er minifundio



El viernes me voy de camping, y er niño er minifundio no vendrá. Es la primera vez que ocurre esto desde que estoy en Australia. Él se ha ido y ahora los martillos vuelven a ser monofuncionales y yo soy el único que le hará la competencia a Triqui con las galletas del Coles. Ha vuelto a la España con bigote para fundar Vigo Junction y dicen que ya vende vegemite en los más selectos minifundios de Galicia.




Él, el más gallego de los andaluces australianos, el que exageraba mis exageraciones, vino para enseñarnos el poder de los abrazos y buscar a Angus, y ahora que se ha ido me ha nombrado a mí, su delfín durante los seis meses que estuvo, embajador de los abrazos en Australia. Ahora, hasta la consejera me pide achuchones furtivos, pero yo solo no puedo con tanta diplomacia-hug, Niño. Y encima, Angus ha vuelto de Holanda y merodea por la Ofecome a sabiendas de que te fuiste y ya no lo buscas.


Se fue pero la noche de su despedida fue tan colosal como su estancia. Lo colmamos de australianidad y él, en agradecimiento, se convirtió en Dyonisos en un restaurante olímpico donde ni siquiera la diosa Afrodita se quiso perder la cita.

Bebimos, bebimos y bebimos y esa noche los peces en el río nos hubieran mirado con sorpresa. Rompimos platos, bailamos desaforadamente desde las 21.00 y perdimos los papeles no mucho después porque no había otra forma de despedirlo.
Nos ha abandonado como se abandonan los zapatos viejos, y nosotros fuimos tan toreros por los callejones del juego y el vino, que ayer el portero nos echó del casino del Colombian porque él no estaba. Hablaré con el gondolero, Niño, y te dedicaré la exclusiva, pero el reportero Villegas ya no podrá serlo tanto sin tu arte andaluz en los camping en los que ya no estarás. Nos vemos en Andalucía del Norte o en Galicia del Sur. Que te vaya bonito en el minifundio.

martes, abril 10, 2007

Crónica de viaje

Azul.
Azul mar, azul paz. Azul cielo, azul anhelo.
Azul luminosidad, azul simplicidad, azul felicidad.
Azul infinito con azul cercanía. Azul lejanía con azul de mito.
Azul tiempo parado. Azul espacio alejado.
Azul borroso, azul clarísimo, azul coloso, azul pequeñísimo, azul hermoso, azul bellísimo.
Azul siesta, azul calma, azul yerba, azul palma.
Azul mundo latiendo lentos latidos.
Azul puesta de sol rojísima, azul flora verdísima, azul arena blanquísima.
Azul zumbido olido en el paladar.
Azul principio, azul final.
Azul Mar del Sur.

lunes, abril 02, 2007

Fiji


Una catalana, una vasca, un gallego y un andaluz...comienza como un chiste, ¿no? El caso es que se van a Fiji. Ya les contaré dentro de una semana, pero de momento la sede de Oceanía Directo se muda de Sydney a una isla remota en mitad del Pacífico (Nacula) y a Nadi, segunda ciudad de Fiji. Un saludo preparadisiaco.

lunes, marzo 26, 2007

Rafael


Pudo haber dicho, "te llamas como el famoso pintor italiano" (Rafaello Sanzio), o quizá "te llamas como el famoso tenista español" (Rafa Nadal), o incluso "como el famoso dictador argentino" (Rafael Videla). Pudo haber dicho "como el poeta español" (Rafael Alberti), o "como el poeta loco del Principe de Bel-Air" (Rapael de la Ghetto). Pudo haber dicho "el central del Barcelona" (Rafael Márquez) o el delantero de Holanda (Rafael van der Vaart), pudo haberse acordado de la canción de Carla Bruni (Raphaël), del piloto Ralph Schumacher o de Ralf Laurent. Pero John, el camarero del Gloria Jean's, me dijo: "tienes nombre de tortuga ninja". Y nada, aquí seguimos en Australia.


viernes, marzo 23, 2007

Qué qué?


¿Qué hacen cuatro botellas de champagne, un secador de pelo de una peluquería de los años 80, una aspiradora, un sillón como el de Friends, sillas de diseño, una traca de petardos, un pastel de boda con unos muñecos, un termo para el café, tazas y una guitarra, en mitad de "Las Bodas de Fígaro"?
Díiiiigalo, díiiiigalo, díiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigalo!!!!

miércoles, marzo 21, 2007

Collar de frases



No estuve, pero me lo contaron. Oceanía Directo les trae, en riguroso diferido, la palabra de Aznar. Una exclusiva que dará más que hablar que las fotos robadas de E punto P punto. Disfrútenlo.

martes, marzo 20, 2007

Reinventar


Señoras y señores:
El eminente cómico José María Aznar se dispone a analizar hoy en Sydney, ante una audiencia de 30 privilegiados, el pasado, presente, futuro y condicional de la civilización occidental. Lo hará en la lengua de Shakespeare y sin red ni anestesia para los oyentes. El inventor de las peteneras histórico-discursivas hablará en el Lowy Institute for International Policy de la ciudad australiana durante una hora, y su conferencia lleva el sobrecogedor título de "Reinventing the West". Los pobres mortales que permaneceremos extramuros, nos quedamos con la esperanza de recoger las migajas de su florido verbo y la onda expansiva de sus palabras. Oceanía Directo (en las antípodas de la veracidad, más antípodas que nunca) les mantendrá puntualmente informados.

Frases célebres (y celebradas)

"No tengo tiempo para el ecologismo", (Laura, con el cambio climático).
"Tengo el culo hecho un desastre" ..."ni que estuviera Nacho por aquí". (Javi y Eric, tras tres horas sentados en el cesped...el comienzo de una bella amistad).
"Esto es increible, el único normal de esta casa es el informático", (Carlos, señalando el efecto de una alineación de planetas).
"Ñiummm"... "Ñium" (Rafa y Adrián, Grand Prix Obsesion)
"Vámonos de aquí, esto es un campo de nabos", (Eric, loving Australia).
"Podríamos hacernos donantes de semen, con eso se gana pasta, y así podríamos pagarnos la televisión por cable", (Eric, business is business).
"A mí me despierta alguien en mi casa a las siete de la mañana y ya puede ser el príncipe de Beckelard que le pego una hostia", (Belén Maldespertar)
"Farto eu, fartos todos", (anónimo, pero muy grande).
"Let's hug, don't be calvinist", (Luis, revolución de nosotros los australianos).
"Cuatro ruedas tiene mi coche, cuatro pirulas me como esta noche", (Eric, remembering Chimo Bayo).
"Cinco rima con Oxford street", (Rafa, todo rima con oxford)
"Yo soy rara, el yoga me estresa y el Dalai Lama me ralla" (Laura, rima asonante).
"Yo a ti no te dejo el coche que me lo tuneas" (Laura a Eric, Valencia's influence).
"Pero qué falta de ignorancia" (Lema de grupo importado desde Galicia).
"Hemos bebido 'Potros'" (Oihana, enóloga).
"Mira, Torremolinos" (Karina, señalando un remolino).

miércoles, marzo 14, 2007

Ella

Ella, joven y desinhibida, desatada, desorientada. Sonriente y sonrojante. Ella, cálida y húmeda. Informal como ninguna. Ella, con su cara de bebé y cristal, con sus piernas de asfalto y su olor a mar y eucalipto. Ella, tan alta y tan fea, tan baja y tan bella. Ella, tan pueblerina y vagamunda. Ella, olvidadiza, loca y descolocada, arrinconada y descentrada. Ella, siempre en el mar. Ella, tan poco en la tierra. Ella tan fuego y tan viento, tan aire y tan nada.

Ella, y yo que no la amo. Yo que estoy por puro interés con ella, tan interesada. Que acepté el matrimonio de conveniencia tan ni a favor ni en contra. Tan platónicamente plantado por otra, tan seguro de mis compatibilidades con las demás. Tan enamorado de las cicatrices de sabiduría de muchas, tan ensimismado por la misma desde la primera mirada.

Ella, adicta al repóker de ases, y yo pensando como un alfil. Ella tan anglosajona y asiática, yo tan moro, tan gitano, tan judío, tan cristiano. Ella tan Love Story, yo tan 2001. Ella tan carcajeante y colérica, yo tan bufón y pensativo. Ella, tan chilena por la escuadra, yo tan balón al palo. Ella tan sogni d’oro, yo tan in bocca al luppo.

Ella sabe que no la quiero y no le importa. Ella, tan segura de sí misma, tan encerrada en su mundo. Ella sabe que no me llena, pero no dejará de divertirse. Ella se pone reciente cuando yo me pongo eterno. Se hace la sorda cuando me pongo tierno.

*Emereci, por que yo no tengo una Buenos Aires con quien traicionarla, que si no...

Los peligros del cliquet

World Cup a Bermuda triangle for productivity*

Asher MosesMarch 13, 2007 - 9:42AM

Employers across the nation are gearing up for eight weeks of dwindling productivity, as their workers become embroiled in Cricket World Cup fever and the accompanying online distractions.
Internet entrepeneurs in cricket-mad India have moved to cash in on the frenzy, launching two sites that promise to be the MySpace and YouTube for cricket fans.
Over the next 39 days, 27 of which are working days, 51 games of international test cricket will be played out to an audience consisting largely of eager workers who have jumped online from their desks.
Computer security firm Marshal - which produces tools that allow employers to block certain sites on their network - has estimated this will cost Australian businesses $371 million in lost productivity.
That figure was derived based on a number of assumptions: "If one in 10 of Australia's 10 million employed people with an average hourly wage of $27.30 an hour spend 30 minutes a day catching up on the World Cup for the 27 working days that tournament is played, the results will be more than 13.5 million hours of lost productivity."
Among the legions of news outlets promising live score updates and commentary, two sites, CricTV.com and Sixer.tv, differentiate themselves by being predominantly social networking services.
CricTV, in addition to offering live score updates, promises to be the YouTube for cricket. Members can upload their cricket-related videos, and get connected with others who have a similar passion for the sport.
The founders are inviting users to share match footage, quirky clips and their own cricket-related video diaries. Over 150 clips have been uploaded to date.
Sixer is similar but offers a number of features above and beyond video sharing.
Like MySpace, Sixer members can create their own profiles, to which they add "friends" or upload photos and video. There are also fan clubs built around individual players and teams, which users are free to create or join.
Cricket World Cup matches will be broadcast live by the Nine Network and Fox Sports, but online footage from cricket.com.au is expected to be limited to match highlights.
Those on the 3 mobile network can access live Fox Sports match coverage directly from their handsets at a cost of $1 for a day pass or $5 for one month of unlimited usage.

*Gracias a Laura por su colaboración, para hacer más grande este blog.

viernes, marzo 09, 2007

Er cliquet



-Partidos de 5 días, 5 de duración.
-Jornadas de juego de sol a sol.
-Normas tan complejas que hacen parecer a La Fenomenología del Espíritu de Hegel un juego de teletubbies.
-Descansos para el lunch y para el té.
-Ropas de invierno en pleno verano.
-Sólo equipos de la Commonwealth.
-Una pelota más dura que la cara de un concejal marbellí.
-Los dos equipos pueden vestir de blanco.
-Dos palillos de dientes que defender.
-Un palo para batear más pesado que un peluche de hormigón.


Y sin embargo...puede ser divertido. Eso sí, a mí me gusta el fútbol.

jueves, marzo 08, 2007

La Koali-ción


Algo se cuese aquí, ¿vite? Haseme caso que sé de lo que hablo. Se va a montar un quilombo que ni te pensás, vos no sabés. Guarda que parese tranquilo, pero no tiene nada que ver con lo que parese. Va a haber ondonadas de hostias, como disen ustedes, ¿cómo es que se escribe?, ¿con h o sin h?, quisá es que acá se escribe de un modo y ashá de otro. Éste...¿querés un mate? ¿Vos te acordás de cómo jugaba Francescolí? ¡Ése sí que era grande, loco! Éste, ¿vos tenés tres huevos? Sho sí, mirá, mirá....




PD: El koala tenía acento Uruguayo.

Oxford street

Oxford street no es una calle, es una pasarela de paisajes humanos, un escenario abierto 24 horas, un manicomio ambulante, un circo que viste de paisano. Es un planeta dentro del planeta que establece un influjo definitivo sobre todo aquello que se encuentra en sus inmediaciones.

Cojan la calle Montera, súmenle el Love Parade, añadan un sol, una escena cualquiera de Blade y otra de Blade Runner, multiplíquenlo por la estridencia de El Grito de Munch y elévenlo a la Quinta Avenida, lo que salga aún tendrán que salpimentarlo con elementos almodovarianos, adobarlo con el Barrio Francés de Nueva Orleans (Ignatius Reilly incluido) y sumarle el logaritmo neperiano de la ley de Murphy, ahumándolo todo en los paraísos artificiales del Barrio Rojo.

El resultado se parecerá a esta calle, una de las principales arterias de Sydney, calle que desemboca en el centro de la ciudad. Eso es lo que nos dicen la cartografía urbana y la arquitectura. Pero la intuición habla lenguajes distintos.


PD: Prometo video.

martes, marzo 06, 2007

Imagine



Imagina que se vota en referendum un estatuto....
....y no vamos nadie!

lunes, marzo 05, 2007

Sacseib

Los coches surfeaban en la cuesta de Elizabeth street. Anoche cayó una tormenta homérica. Las gotas golpeaban el asfalto con más mala leche que la suegra de Stoichkov y puedo asegurar que he visto las aguas del Rin bajar con menos fuerza por Düsseldorf. Salimos del cine tras ver "El laberinto del fauno" y nos metimos por el laberinto de Oxford street confundiéndonos entre su fauna en plena tromba. La calle bailaba al son de los truenos porque allí siempre se baila, y los habitantes de este manicomio ambulante posaban para los flashes del cielo. La luna llena había perdido todo el protagonismo y el fin de semana del Mardi Gras se despedía con un impermeable que no llevábamos nadie. La banda sonora de la noche era el fin del mundo pero apenas unas horas antes el sol se había escondido manso y despejado. El clima aquí es así, tan impredecible como un soldado tarado. El almanaque dice que oficialmente ha acabado un verano en el que yo no he creído en ningún momento. Puede que cuando acabe esta entrada ya haya nevado porque aquí, el invierno y el verano se saludan cada día.

viernes, marzo 02, 2007

Downunder


Así son algunos mapas que se venden en Australia. Los australianos los venden como una visión exótica de sí mismos: al revés y boca abajo. Downunder. Otra forma de ver el mundo. Pero ¿quién nos dice que no sea esta verdaderamente la forma del mundo? ¿que no nos hayan estado engañando durante años? ¿que no lleven razón?


Begoña Markovic y Jelena Zelenovic me hablan sobre Serbia. Con un poso de amargura, Jelena me asegura que allí se hicieron algunas cosas mal, pero que durante estos años han sido demonizados, "cuando estoy allí intento hacerles ver que nos equivocamos en algunas cosas; pero intento defender a mi país y mostrar que las cosas no son tan simples como las han pintado desde fuera", dice Jelena con los ojos acuosos.


"La gente pasaba de religión. Nunca hubo guerra de religión en los Balcanes porque a todo el mundo le daba igual su religión. La gente se reía de esas cosas. Y antes todo el mundo se veía yugoslavo: no había croatas, serbios ni eslovenos", dice Begoña, con un poco de ironía y mucho sentido del humor. Begoña, medio serbia, medio española.


Pues quizá lleven la razón cartográfica los australianos. Quizá ellos están arriba con África y América Latina y nosotros abajo. Quizá los serbios sólo fueron víctimas de algunos errores propios y de muchos ajenos; quizá los soviéticos eras más felices que los rusos (que cambiaron regalo de Dios por huevos fritos); quizá haya una verdad escondida debajo de la verdad que todos creemos.


Quizá Europa y Estados Unidos estaban escondidos al revés y boca abajo y no han dudado en dar patadas al mundo todo lo necesario para darle la vuelta. Y sólo los australianos en su ignorancia se han dado cuenta.


Buenas noches y buena suerte.

jueves, marzo 01, 2007

Cómo están ustedessssss

Aquí, a la derecha de su campo visual pero dentro de la pantalla, bajo mi foto en estado beodo y con gesto marxista (grouchomarxista), sí, ahí, justo: el mapa del mundo. Mírenlo. No es un mapa cualquiera, que va, esos puntitos rojos son ustedes, les controlo.

No es una mala idea, ¿verdad? He tuneado el blog para incluir un mapa que me dirá desde donde se conectan mis lectores y me permitirá añorar lugares en los que ya estuve, imaginar aquellos en los que aún no estuve y sospechar a amigos y a desconocidos entrando en Oceanía Directo para curiosear sobre las últimas novedades más antipódicamente veraces escritas en español al revés.

Cada nuevo punto rojo será una sorpresa...y ya he tenido unas cuantas: Cómo ha llegado mi blog a Asturias, Canarias y México, me pregunto al tiempo que me alegro. En fin, es posible de cualquier forma ya que el mundo es tan pequeño a veces que creo que desde esta esquina del mundo les puedo tocar con el abrazo que les mando, donde quiera que estén. Buenas tardes oceánicas, buenas noches europeas, buen lo que sea estén donde estén.

viernes, febrero 16, 2007

Fake Oz


Estalactita tuneada.
Jenovan Cave, Australia.
Turismo ficción.

Ver qué pasa

Dicen que en un vuelo que atraviesa la Tierra, como es el que va desde Madrid a Sydney, el jet-lag no sólo afecta al sueño, sino también al estómago, al sentido del humor y hasta al estado de ánimo. Dicen, y esto es más difícil de demostrar, que a veces, en este tipo de vuelos, el alma tarda más tiempo en llegar al destino que el cuerpo. Quizá fue esto lo que me hizo estar tan perdido los primeros días que llegué a Australia. Estar tan como no estando. Porque creo que mientras mi cuerpo vagaba por Sydney con sueño, su estómago destrozado, el sendito del humor alterado y el estado de ánimo por las nubes (lo que en el hemisferio norte sería por los suelos), mi alma se daba la gran vida por el planeta.

Quizá mi alma salió más tarde de aquel viaje porque se quedó despidiéndose de las personas a las que está más apegada en Córdoba, Sevilla y Madrid; saludando a viejos amigos en Bruselas, Roma y Nápoles; enamorándose de nuevo de Venecia, Amsterdam y Ljubljana; añorando experiencias no vividas en Argel, Beirut y Estambul, y curioseando en Nueva Delhi, Kuala Lumpur y Port Moresby.

Finalmente llegó a Sydney para ver qué pasaba, porque siempre hay que seguir, aunque sólo sea por ver qué pasa. Y aquí estamos, si es que todo esto ocurre de verdad, mi cuerpo y mi alma, siguiendo, viendo qué pasa.

miércoles, febrero 14, 2007

Soluciones habitacionales

Cuando llegué a Sydney, mi primer alojamiento durante dos meses fue una casa cercana a la playa de Coogee. El ambiente era distendido, relajado, y la experiencia previa en el país de los compañeros de casa facilitaba la integración. El aire tenía olor a mar, a océano, y a hierbas aromáticas. Había lugares donde comer bien, teníamos una barbacoa en casa y bonitas puestas de sol. Pero. Pero convivíamos los tres recién llegados, dos compañeros de trabajo y dos estudiantes norteamericanos. Susana, Adrián, Rafa, Ignasi, Oihana, Kevin y Lyan: Siete personas contra un cuarto de baño. La entropía galopante hacía la cocina impracticable y sabíamos que cuando limpíaramos podrían aparecer los papeles del Cesid, Wally, el cadáver de Antonio Anglés y las ruinas de Tartessos. La casera, una señora griega a un chándal azul pegada, aparecía cada mañana sin que nadie la llamase para recordarnos la palabra obligación y atragantarnos el desayuno. Xpovia kai xpovia! Las cucarachas se habían hecho fuertes en el jardín, el cuarto de los americanos se parecía cada día más a Bagdad y el gasto semanal en autobús se acercaba al PIB de Montenegro. Un día limpiamos para nunca más volver.

Me fui a vivir solo a un estudio para encontrarme conmigo mismo. Estaba cerca del centro, cerca del trabajo y cerca de las zonas nocturnas. Oxford street, la calle más transgresora de Oceanía, me ofrecía un espectáculo distinto cada dia y los gastos semanales se habían reducido considerablemente. Tenía un cuarto de baño para mí solo y una minicocina. Pero. Pero también tenía un espacio mínimo y me cansé de mí mismo antes de llegar a encontrarme. Comencé compartiendo mi espacio y mis secretos con miriápodos a los que declaré una guerra sin cuartel. Mortein se convirtió en amigo íntimo y más fiero aliado: un insecticida cuyo nombre, mezcla del lexema latino muerte y un sufijo alemán, siempre sinónimo de eficacia, auguraba una pronta victoria. Pero la insurgencia cucarachil no se rendía y tuve que ser asistido por la Alianza Atlántica del Pest Control. Veni, vidi, piri. Llegué, vencí y me piré, porque aunque vencí no me convencí. Era la calle Verona, un nombre tan libresco y pasional auguraba grandes momentos, pero seguí siendo un montesco solitario exhausto tras tan desigual batalla.

Tres meses, tres direcciones. La fuerza centrípeta me acercaba más y más a la city y me fui a pleno centro. Un edificio hiperpoblado de asiáticos, como la China misma, se convirtió en mi siguiente hogar: un piso multicultural que sobrepasaba cualquier cuota imaginable hasta ahora de exotismo. Dos indonesias, un francés, un taiwanés y un asiduo australo-vietnamita, menos gastos aún, un gimnasio, dos piscinas, dos jacuzzis y una sauna. Una cocina hiperequipada y un cierto orden en mitad del riguroso desorden cultural. Ayer cené salmorejo con sopa thai picante. Las cucarachas aún no me han encontrado.

viernes, febrero 09, 2007

Confieso que he añorado*

Fue un instante. Algo más espiritual que racional, pero estuvo ahí. Ayer por la tarde leía un número de El País Domingo que había traído un amigo, escuchaba música y estaba tirado en la cama. De repente, quizá fue la música, quizá fue la lectura, quizá fue el salmorejo que había comido horas antes, quise estar allí. Fue como un dejà vu sentimental. Por un momento me apeteció Córdoba, un café en Sevilla, un paseo por Madrid. No era la gente a la que echo de menos, no era la ciudad en sí, no era nada: Era todo. Fue sólo un momento, estoy perfectamente, todo bien al sur del sur, pero eché de menos y nunca me había pasado. Hay quien piensa que soy un desarraigado, pero mi corazón a veces late en su nevera. Sólo eso.

*Teresa, ésta va por ti.

50 Dólares*

El billete de 50 dólares hace ¡chas! y se va de tu lado. Está hecho de un material especial, ya que puede pasar del estado sólido al gaseoso en menos de lo que un semáforo dura en verde en Sydney. Es un instante. El futuro no existe para el billete de 50 dólares, que pasa de mano en mano como la culpa.

Sacar 50 dólares del cajero es saber que se perderán antes de ser consciente de su presencia, pues su consistencia es pura nebulosa. Si alguna vez vienen a Australia prueben a sostener este billete, agárrenlo con todas sus fuerzas, con ambas manos, cúbranselas con algo que tape cualquier resquicio de salida que pueda haber, intenten todas las capas que quieran, conviertan la realidad en una prisión al estilo de unas matriuskas rusas en cuyo fondo estuviese el billete de 50 dólares. No habrá servido de nada: David Copperfield con su escapismo es tan sólo un principiante comparado con este billete, que siempre resulta vencedor. Llénense las manos de aceite e intenten mantener entre ellas una pastilla de jabón recién sumergida en agua, añadan un suelo recién encerado y un toro persiguiéndoles. El resultado, por catastrófico que sea, tendrá más visos de permanencia que con el billete de 50 dólares.

Tiene en su esquina inferior izquierda una marca con la forma de la Cruz del Sur que transparenta y deja ver la realidad más allá del billete. Cojan un billete, miren por ese hueco y verán algo, vuelvan a mirar y verán todo. El billete ya habrá desaparecido de su vista, y andará más lejos que la Osa Mayor. Si el billete de 500 euros es como Bin Laden, porque todo el mundo sabe que existe pero nadie lo ha visto, el billete de 50 dólares es como el Gran Houdini.

*Equivale a 30 malditos euros o 5.000 añoradas pesetas.

miércoles, enero 31, 2007

50 Céntimos



La moneda de 50 céntimos australiana es un castigo económico, una receta del FMI destinada a las personas. Si el valor del dinero es intrínseco, los 50 céntimos australianos son la excepción que destruye la regla: el material necesario para acuñarla tiene un valor muy superior al que marcan su cara y su cruz. Aunque estuviera hecha de mierda, esa mierda valdría más de 50 céntimos: Es un error monetario. Cuando en Australia se ve a una persona cojear, lo primero en lo que uno piensa no es en su rodilla, en su talón o en su peroné, sino en su bolsillo: Nadie puede moverse con desenvoltura si carga con más de tres monedas de 50 céntimos en su bolsillo. En los años 20, los australianos construyeron en Sydney una joya arquitectónica que se ha convertido en uno de los símbolos del país en todo el mundo: El Harbour Bridge.



Es un puente arqueado de 500 metros de longitud y 30.000 toneladas de hierro que se puede ver en toda la ciudad, que tiene unos tres millones de habitantes. Para construirlo fundieron unas cien monedas de 50 céntimos, y el material que sobró lo vendieron a Rusia para construir las vías del Transiberiano. En el centro de Australia, en mitad del desierto rojizo, una montaña sacralizada por los aborígenes se ha convertido en otro icono del país continente. Se sospecha que la elevación en mitad de la nada la creó la caída de un gran meteorito en algún momento de la historia remota de este remoto país, pero también existe la posibilidad de que fuese una moneda de 50 céntimos la que cayó en mitad de la nada y creó semejante criatura rocosa.


El ansia de dinero ha matado a muchas personas, la moneda de 50 céntimos, tirada con la fuerza suficiente, podría matar a muchas más. El dinero es vil, la moneda de 50 céntimos es aún más vil.