lunes, marzo 05, 2007

Sacseib

Los coches surfeaban en la cuesta de Elizabeth street. Anoche cayó una tormenta homérica. Las gotas golpeaban el asfalto con más mala leche que la suegra de Stoichkov y puedo asegurar que he visto las aguas del Rin bajar con menos fuerza por Düsseldorf. Salimos del cine tras ver "El laberinto del fauno" y nos metimos por el laberinto de Oxford street confundiéndonos entre su fauna en plena tromba. La calle bailaba al son de los truenos porque allí siempre se baila, y los habitantes de este manicomio ambulante posaban para los flashes del cielo. La luna llena había perdido todo el protagonismo y el fin de semana del Mardi Gras se despedía con un impermeable que no llevábamos nadie. La banda sonora de la noche era el fin del mundo pero apenas unas horas antes el sol se había escondido manso y despejado. El clima aquí es así, tan impredecible como un soldado tarado. El almanaque dice que oficialmente ha acabado un verano en el que yo no he creído en ningún momento. Puede que cuando acabe esta entrada ya haya nevado porque aquí, el invierno y el verano se saludan cada día.

1 comentario:

Alfonso Alba dijo...

Joder!! Qué me llevo pues, el abrigo polar o el bañador? Las gafas de sol o el chubasquero? Camisetas de manga corta o calzoncillos de cuello vuelto? Arght. Sólo espero no ser sorprendido por un tifón en Hong Kong, un tsunami en Singapur o una descarga eléctrica sobrevolando el desierto australiano. P.D.: Por cierto, el otro día leí que el nombre de Australia se lo dieron los aventureros marinos españoles y portugueses que en el siglo XVI descubrieron la isla continente en honor a los Austrias, los reyes malvados defensores del catolicismo. Cierra España!!!