lunes, mayo 28, 2007

Mardi Gras (I)

Pollo Malawi

Cojan una mochila que pese poco y no lastre sus alas, y un tenedor. Nos vamos a Malawi. En la mochila, junto a la poca ropa necesaria para viajar y la dosis de curiosidad que sostenga el viaje, unos 250 gramos de nueces de macadamia y cuatro pechugas de pollo para empezar el movimiento. Añadan a los complementos necesarios para salvar la higiene 75 miligramos de salsa de soja, otros tantos de aceite de oliva para recordar el lugar donde empezó el itinerario, dos cucharadas soperas de harina de maíz, sal y pimienta. Cojan medio litro de agua tan transparante como las de esas orillas paradisíacas de las fotos que hay en las agencias de viajes. Pensamos que no existen pero están ahí. La realidad supera a veces a las agencias de viajes. Agua como la del lago Malawi, destino de esta receta. Teniendo como promesa realizable a través del paladar las palmeras, arenas blancas y aguas del Malawi, pongan el líquido elemento a hervir y añadan, a fuego fuerte como el sol de esas latitudes, el pollo cortado en trozos grandes y salpimentado. Seis minutos después, el tiempo que puede durar la eternidad, saquen el pollo pero guarden el agua. Malawi es un país montañoso que pasa de los 3.000 metros de altura y va descendiendo hacia el lago. Malawi es un wok y ese wok es necesario para freír en aceite de oliva (preferiblemente andaluz, pero esto en Malawi no lo saben) las macadamias. Sin quemarlas porque nos pueden amargar el paladar, la receta, el viaje. Las sacamos y doramos a fuego fuerte, fuego de mediodía en Malawi, el pollo que nos esperaba. Tras 10 minutos, o dos eternidades, bajamos el fuego. La salsa de soja, negra como la piel de Malawi, la mezclamos con nuestra piel de harina de maíz y el agua del lago donde cocimos el pollo. Añadimos las macadamias y subimos el fuego hasta que la salsa espese y el deseo se haga inminente en nuestra boca. Dejamos al pollo hacerse en la salsa durante otra vida eterna de cinco minutos. Aterrizamos en la mesa donde unas verduras fritas y un arroz blanco harán el acompañamiento perfecto. Desde Lilongwe, caminos de tierra roja, árboles de verdes inmensos y olores del trópico en su paladar.

8 comentarios:

Julia Delgado dijo...

Sencillamente deliciso.
Como este blog siga poniendo post de este calibre me encantará paladearlo con más ganas aun.
Acabo de imprimir la receta y en mi piso tengo una mochila. Voy a hacer el viaje y ya os cuento.
Preciosas aguas.

Caesares8 dijo...

Laura, ¿sigue el pulpo en el congelador? En caso afirmativo podría ser la segunda receta: "Pulpo á feira" (a la gallega, con patatitas cocidas, aceite del rico, un poquito de picante...tampoco está mal).
Me voy a comer que no aguanto.

Ana G. Méndez dijo...

mmmmm... riiiiicooo! ahora mismo me voy a hacer un viaje al diccionario para buscar como se dice nuez de macadamia en ruso porque esto no me lo pierdo (el wok puede tener forma de sartén antiadherente o es indispensable?). besinos deliciosos

Millar dijo...

Ya lo había probado, está riquísimo y ahora por fin tengo cantidades y tiempos de cocción. Gracias a los 2.

Por cierto ¡Feliz Cumple!

Bicos Millar y CIA

Capitán Cook(ing) dijo...

Muchísimas gracias por la felicitación Millar! Es un plato que está buenísimo y había que usarlo para inaugurar la sección. Por cierto riquina, el wok no es indispensable, se puede usar una sarten normal. Besos.

Shosholoza dijo...

Luigi, te informo que desde ayer, ya no tengo el pulpo en el congelador. Fue parte del ágape de celebración de cumpleaños del Sr. Villegas.

Merce, me alegro de que lo hayas probado. Te debo una ...porque me pediste varias veces que lo hiciera.

Bicos

nanyta dijo...

felicidades don pimpon!!!! viejooooo

Capitán Cook(ing) dijo...

Muchas gracias cocorrila, un beso muy gordo y saluda al niño melón, que hace eones que no sé nada de él!