martes, abril 15, 2008

Atardecer

Decia Heine que sólo por leer el Canto XXIV de la Iliada, la vida merecía ser vivida. Yo nunca llegué tan lejos con la epopeya clásica (aunque les recomiendo como atajo Homero, Iliada de Alessandro Baricco). Sin embargo, sí creo que hay momentos, platos, versos y besos por los que la vida merece ser vivida. Uno de esos momentos se me apereció hace unos días junto a dos viejos y buenos amigos a bordo de una faluca, en un atardecer en el Nilo, en Luxor. Fue lo mejor de un corto e intenso viaje que nos llevó a Abu Simbel a deshoras, que nos saturó de templos y piedras antiguas en un atasco de sabiduría e itinerarios turísticos, fotos y explicaciones a matacaballo que atragantan los ojos y la mente de cualquiera. Quizá por eso, resultó un oasis en mitad de tanto ajetreo montarse en esa barca antigua, remontar las aguas eternas del mítico Nilo y sólo escuchar el ruido de los pájaros, mirar, a lo lejos, las palmeras a contraluz y sólo hablar lo justo y necesario.

6 comentarios:

Caesares8 dijo...

Ole

Alfonso Alba dijo...

Y ese té a bordo de la faluca. El susurro del agua y el chapoteo de las vacas a la orilla del Nilo. El mundo se detuvo sobre su río más largo.

Angela dijo...

Tb es bonito cuando lo transmites. me hubiera gustado estar allí...

emereci dijo...

Estoy de acuerdo con Ángela, además de los momentos, platos, versos y besos propios... hay buenas historias contadas por buenos amigos que hacen que la vida valga la pena.
Gracias por el paseo por el Nilo.
Biquiños

crapulina dijo...

cori, cori, no me blasfemes que comparar a HOMER con Barico es decir que Australia es el paraíso. Y ya sabemos...leer
Besotes.

Capitán Cook(ing) dijo...

Bardian! cuanto tiempo sin tu inspiración! Oye, no!, Homer= El Cairo+tormenta de arena. Aparte, Baricco tiene un libro sobre la Iliada que está genial. Son monólogos de los personajes de la epopeya contando su historia dentro del libro.