Cuando desvelo mis amoríos futbolísticos, me suelen preguntar acto seguido que cómo es que un andaluz es del Barça. Soy del Barça, y del Betis, y del Recre, y del Cagliari, y del Reggina, del Auxerre, del Nottingham Forest, el PSV...Media Europa tiene mi amor balompédico. Tiene sentido, lo explicaré. Estos días atrás he disfrutado con algunos equipos de la Eurocopa: el baile de Holanda, el juego coral de Portugal, el vilo de España, la fuerza de Turquía...Da gusto verlos jugar. A todos esos sí, al Córdoba, el equipo de mi ciudad, no.
El otro día tocó tarde de fútbol. Última jornada en segunda división. El Córdoba se juega el descenso de categoría en San Sebastián. La Real se juega el ascenso. Está a un punto de descender. Los que vienen detrás van ganando todos. Poco a poco va bajando puestos, pero todavía tiene colchón para salvarse.
Paso más de 40 minutos mirando la pantalla del ordenador. En la página de As, los resultados van cambiando, adaptándose a los goles, y en la clasificación provisional el Córdoba se mantiene por encima del 19, sigue salvándose. En la práctica, me tiro un buen rato mirando unos numeritos que a veces cambian.
Al final del partido, el Córdoba consigue el empate. Sigue siendo el 18 pero el partido del Cádiz no acaba. En la pantalla el As todavía no lo da por finalizado. El Cádiz empata en Alicante, si marca, el Córdoba se va a segunda B.
Cuando todo ha acabado, hablo con mi hermano. Él me lo cuenta como sólo él sabe contar las cosas. La comedia del Córdoba. Todos los años salvándose igual, con malas artes (y hasta aquí puedo leer) y una comedia de fondo. “El partido del Córdoba había acabado, el Cádiz empataba y le pitan un penalti a favor en el último minuto. El Córdoba a la mierda. Y el tío que tira el penalti le pega al palo, el balón rebota en las piernas del portero y se sale fuera. El árbitro pita el final”. Cuenta mi hermano. Yo me parto. Mientras miraba la pantalla no imaginaba la tragicomedia que estaba ocurriendo allá lejos.
El Córdoba nació con vocación de admirar al Betis. Por eso viste igual. Es una caricatura del equipo más estrafalario de España. Así le va. Y luego me preguntan, ¿cómo un andaluz puede ser del Barça? Y cómo no. ¿Es normal que todos los años nos lo hagan pasar tan mal? No es sano para el corazón. Por eso soy del Barça, del Betis, del Recre, del Cagliari, del Reggina, del Auxerre, del Nottingham Forest, del PSV...
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