“We are human beings.
When fear comes, sleep seldom can.
Not everyone can do everything.
The sailor talks about wind; the farmer, about cattle;
the soldier, about wounds.
As long as I breathe, I hope.
Life is vigilance.
There is no life in war.
Man is a wolf to man.
In the gardens of Bellona are born the seeds of death.
The outcomes of battles are always uncertain.
The who can prevail over himself in victory is twice victorious.
You know how to win, Hannibal, but not how to take
advantage of victory!
The only salvation for the conquered: not to expect salvation.
Being conquered, we conquered.
Who was he, who took up the fearsome swords?”
Así empieza “Another day of life”, the Ryszard Kapuscinski. Con su estilo entre el periodismo, la antropología y la literatura (¿acaso no debe ser eso el verdadero periodismo?) lleva al comienzo de una guerra que no era sino la prolongación final de siglos de guerra y devastación: la declaración de independencia de Angola y la subsiguiente lucha entre angoleños con la ayuda de cubanos, sudafricanos, portugueses, chinos, congoleños y la inestimable aportación del armamento americano, soviético y europeo en una orgía de sangre en la que hubo extrañísimos compañeros de cama. El polaco nos habla de desorden, desesperación e incertidumbre. Y el poema inicial, quizá del propio Kapuscinski (no viene firmado) nos lleva a la piel del soldado, empujado por la desesperación, como víctima y como verdugo. En su blog “In of Africa”, Dertyu contaba muchas de las consecuencias de aquella guerra en el país, experimentadas en su año en Angola. Hace poco se conmemoró el 40 aniversario de la matanza de Mi Lay, de la que el mundo se enteró por casualidad. Kapuscinski cuenta en este y otros libros muchos Mi Lays que nos hablan de víctimas y verdugos, Mi Lays que no han sido tan famosos y en los que rara vez los primeros que desenvainaron las espadas del miedo no fueron los mismos de siempre.
1 comentario:
Estás en forma, ladrón. Se me ocurre, leyendo las últimas cosas que has escrito, que la curiosidad nos hace mejores personas.
Un abrazo.
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