lunes, octubre 23, 2006

Avance fotográfico

MI CASA:

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TELÉFONO:

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MI BARRIO:

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EL BARRIO EN EL QUE VIVO SE LLAMA COOGEE (LÉASE CULLI EN LENGUA LOCAL) Y ESTÁ A TOMAR POR CULO DEL CENTRO. MI CASA (VEASE FOTOGRAFÍA SUPERIOR) ES TAMBIÉN CONOCIDA POR SUS ASIDUOS PARROQUIANOS COMO COOGEE-TRIL, A PESAR DE SER ENVIDIA DE MUCHOS POR ESTAR TAN CERCA DE LA PLAYA, QUE MOSTRARÉ EN LA SIGUIENTE IMAGEN.

LA PLAYA:

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NO ESTÁ MAL, AÚN SI EL CIELO PARECE COPYPASTEADO DE UN CUADRO DE VERMEER. EN LOS DÍAS DE SOL SE PETA Y MOLA. EL TÍO QUE SE VE A LO LEJOS ES PERRY, SÓLO ÉL PODRÍA APARECER POR AHÍ A ESAS HORAS Y CON ESE TIEMPO.

LO QUE TODOS ESPERABAN:

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VOILÁ EL HARBOUR BRIDGE Y EL OPERA HOUSE, LOS DOS ICONOS DE SYDNEY (CON EL PERMISO DE KYLIE MINOGUE Y NICOLE KIDMAN, SE SUPONE).

Recopilando

Primeros resultados de estos 15 días cabeza abajo:
-5 días de jet-lag
-comienzo de mi trabajo como “experto” en inversiones (¿?)
-cena en un chino
-comida en un coreano
-merienda en un tailandés
-almuerzo en un himalayo
-aperitivo en un japonés
-desayuno en un turco
-celebración en un italiano
-degustación de una pizza de cocodrilo
-hablo italiano con una australiana
-conozco a dos serbias asentadas en Australia
-una india criada en Hong-Kong me habla sobre las diferencias entre el cantonés y el mandarín
-cumpleaños de un israelí en la planta 63 de una torre en el centro de Sydney (acuden una representación de la España plural –Canarias, Madrid, Cataluña, Euskadi, Andalucía, Aragón...-, dos hebreos, unos italianos, unos franceses, australianos, coreanos, chilenos, americanos, irlandeses....)
-vista impresionante del skyline de Sydney con un par de grúas cerca por si algún españolito echa de menos la ciudad de la hormigonera y el madroño
-gala del 12 de octubre a la que no somos invitados (lástima, teniendo en cuenta cómo se las gasta el cónsul, ese personaje)
-un becario de segunda fase Icex que hizo la primera en Malasia nos recibe con una gran paella
-un murciélago gigante sobrevuela nuestra casa y por la mañana acuden a la baranda de la terraza cuatro periquitos de colores chillones
-algunas cucarachas también hacen acto de presencia
-visita a China Town
-paseo por la city
-entrada para el Opera House
-nubarrones de cuadro de Vermeer cada fin de semana, calor los días laborables
-compañeros que se encuentran en mitad del desierto australiano a un grupo de jubilados españoles
-juerga hasta las 7 de la mañana en un barrio gay
-invitación a un Spa en un edificio de asiáticos
-preparación de una visita a Nueva Zelanda
-búsqueda de importadores de vinos –el tema me persigue-
-preparación de una tortilla en las antípodas
-observación: aquí le piden el carnet a las tías antes de entrar a los pubs –constatación de que, efectivamente, estamos en las antípodas-
-demostración de que el agua del grifo cae al sumidero de forma diferente...

Mientras tanto:

-En Rabat, Gemma roza la frontera de la legalidad, o más bien la sobrepasa, por su concubinaje con un informático
-En algún lugar entre Lagos y Abuja, un grupo de nigerianos se pone a rezar a voz en grito en mitad de un avión con Jose de testigo
-En Bruselas, unos sofás para hobbits aparecen de repente en casa de Gabriela y Carlota
-En Luanda, Pedro y Carlos tienen bastante con huir de los mosquitos mientras atraviesan asentamientos ante los cuales, las Tres Mil Viviendas podrían ser la residencia del Rey de Noruega
-En Santo Domingo, Cristina se adentra en el lado oscuro del mercado inmobiliario dominicano
-En Johannesburgo, Zapico se da a la fuga a lo Farruquito de Soweto tras pegársela contra otro coche en mitad de un barrio residencial
-En La Paz, Blanca perpetra un atentando contra el nombre de la ciudad al participar en un conato de asesinato de Evo (esto es el lado ficticio, seguro que de aquí a un tiempo ni siquiera es necesario)
-En Pekín, Olmo se confunde en la noche para conocer los secretos de la juerga china
-En Santiago de Chile, Roberta y Sonia conocen el lado camorrista de la diplomacia española en la mismísima celebración de la Hispanidad
-En París, Laura asalta las pasarelas en nombre del déficit comercial español
-En Moscú, Ana nos retrotrae a los años más oscuros de nuestra historia a través del testimonio de los niños de la Guerra
-En Madrid, Moneo prepara una incursión en Serbia tras haberse negado a comer lentejas marroquíes
-En Budapest, Imanol provoca a los revisores del tranvía y nos introduce en la capital del porno europeo
-En Vilnius, Manolo Urbanauskas se instala en el kilómetro cero del báltico
(Sin noticias por ahora de: Ottawa, Washington, Miami, Monterrey, La Paz, Asunción, Varsovia, Londres, Copenhague, Dusseldorf, Berna, Bangkok, Hong-Kong...)

miércoles, octubre 18, 2006

El grifo

Amsterdam (Holanda), Hemisferio Norte.






Sydney (Australia), Hemisferio Sur.



No comments.

Y dice usted...

Y dice usted....que un cónsul español en el extranjero, casado con un alemán, ha denunciado a su marido por presuntos malos tratos, y que la policía, que accedió a la vivienda familiar después de que éste pulsara el panic button, ha registrado su casa y ha encontrado más drogas que en Trainspotting, y que la noticia ha aparecido en la página dos del principal periódico de tirada nacional con el titular “Spanish Bullfight”, y que es la comidilla de toda la comunidad hispana en ese apartado rincón del mundo, ¿y Franco qué opina de eso?

cabrero


Becas Icex te llevan donde no llega nadie (y a tus aspiraciones también).
Y el Madrid qué, otra vez campeón de Europa, ¿no? (Getafe 1-Real Madrid 0...aquest’any tampoc!!)

sábado, octubre 14, 2006

Hastapronteando

“Me gustaría ir a verte pero es muy caro”, “tráeme un koala”, “qué envidia me das”, “es una buena oportunidad para conocer el otro lado del mundo”, “que tengas mucha suerte en todo lo que hagas”, “más vale una aussie borracha que una integrista islámica”, “¿en serio que no lo pediste?”, “espérame en marzo”, “cuidado con las canguras”, “te veo quedándote allí”, “¿sabes ya dónde te vas a quedar?”, “al menos es mejor que Beirut”, “y tus padres qué”, “eres un aventurero”, “estás loco”, “odio las despedidas”, “es la capital, ¿verdad?”, “conozco a uno que se fue allí”, “¿me llevas en la maleta?”, “¿vas a ser mis antípodas?”, “tú no paras”, “¿te pagan mucho?”, “¿cuántas horas de vuelo son?”, “cuando cague me acordaré de ti, porque estarás debajo”, “allí el agua se va al sumidero en sentido contrario, ¿no?”, “un año se pasa enseguida”, ¿un año entero?”, “¿a trabajar para la embajada?”, “¿cuántas horas más son allí?”, “vas a ver el nuevo año en la playa, cabrón”, “a ver si organizamos un encuentro por aquella zona”, “no hagas locuras, que te veo en Papua con un vuelo de bajo coste”, “yo ya estoy buscando billetes”...

viernes, octubre 13, 2006

Historia de un desbarajuste* (o El viaje -de horas-)

En el principio fue la hora absurda: las 6.00 de la mañana. Hora de salida del aeropuerto de Barajas. Eso supuso un desbarajuste de mi concepción de la inteligencia humana: la agencia de viajes nos ponía el vuelo a las 6.00 desde Madrid para salir de Ámsterdam a las 13.00, de Kuala Lumpur a no sé qué hora y llegar a Sydney en algún momento determinado mucho tiempo después...todo ello desbarajusta mi concepción del tiempo y del espacio. El viaje comienza con un gran desbarajuste: acostarse a las 21.00 y levantarse a las 2.45 para coger un autobús a las 3.30 que te lleva al aeropuerto. Y aún hay más.

Unos 15 becarios Icex en Barajas: Sao Paulo, Lagos, Sydney...eso desbarajusta mi concepto de los kilómetros, y la tía de KLM haciendo pagar a unos sí y a otros no, pasando 54 kilos por la cara y haciendo pagar por 30 una eurada...eso desbarajusta mi concepto de la justicia (ya suficientemente desbarajustado a lo largo de los años). Primera parada: Ámsterdam. Sólo tres horas, en el aeropuerto, y no poder visitar una de las ciudades de mis amores, eso desbarajusta mis sentimientos.

Segundo avión hasta Kuala Lumpur. Despegue de Ámsterdam a las 13.00 horas, adiós a Europa por un año, eso desbarajusta mi sentido (escaso) del arraigo y la nostalgia. Sigamos. Casi sin haber cogido la altura suficiente, las azafatas con sus trajes malayos (KLM se travistió en Air Malaysia en el aeropuerto de Schipol para desbarajuste de todos los viajeros) nos sirven la comida y antes de que nos demos cuenta empieza a desbarajustarse mi sentido de la realidad física: se hace de noche. Último recuerdo de día: el mar Caspio. El avión sale de Holanda para pasar por Alemania y sobrevolar Berlín y sus Curriwurst, Polonia y sus fontaneros, Ucrania y sus columnas de humo en mitad de la estepa y el Mar Caspio.

La noche tan prematura e inesperada desbarajusta mi deseo de dormir. Me meto entre pecho y espalda Lost in Translation, que desbarajusta mi capacidad de entender el inglés y una partida de “50x15, quién quiere ser millonario” en inglés que me convierte en virtual ganador y multimillonario moral a 10.000 metros del suelo, eso desbarajusta mi concepción de la riqueza.

Paseo hasta la ventanilla de cola y asomado a la ventana diviso las montañas afganas que una vez fueron bombardeadas por el ejercito imperial en busca de un multimillonario saudí que quizá se encuentre en ese momento debajo de mí, o quizá se encuentre en Hollywood rodando su próxima aparición en Al –Jazeera. Pienso en Perry y en que si en ese momento la física se fuera a la mierda y mi avión se estrellase en este recóndito lugar del mundo, quizá ni él fuera capaz de encontrarme. Eso desbarajusta, o más bien desata, terror en mi subconsciente.

Regreso al asiento y de nuevo entre pecho y espalda me meto un bodrio de alto octanaje hollywoodiano: El diablo viste de Prada. Para que sea aún más fuerte el golpe para mi cerebro lo hago en italiano. Ni siquiera eso me noquea en una noche más larga que la de Neruda, y así decido iniciar un nuevo paseo a la cola. Eso sí, se desbarajusta mi concepción de la capacidad de aguante del ser humano. En ese momento aparece la India en mi vida: Nueva Delhi desde lo alto que se muestra infinita en la distancia y poco después Calcuta, donde quizá vaguen aún por callejones inmundos los hermanos pinzones con Colón. Eso desbarajusta mis recuerdos y mi sentido del humor.

Y de repente, entrando en la zona del mundo donde ha nacido el nuevo día, las azafatas malayas aparecen con una especie de cenayuno, porque el desbarajuste horario ha convertido lo que debería haber sido una cena en una especie de desayuno. Me tomo mi segundo plato de arroz con pescado, y algo se desbarajusta en mis intestinos.

Poco tiempo después del citado cenayuno comienza el descenso a la ciudad de las torres Petronas que, por supuesto, tampoco voy a poder ver de momento, y su verticalmente infinita ausencia desbarajusta mi alegría. Cuatro horas vagando por un aeropuerto que recuerda a la Estación Espacial Internacional, pleno día, y unas ganas inmensas de echar una cabezada se apoderan de mí: es el desbarajuste del sueño, el famoso jet-lag que aparece en mi vida...y lo que falta.

Por fin, último vuelo. Las antípodas están cada vez más cerca pero me da igual porque a esas alturas (en el doble o triple sentido), antes de que haya despegado el avión ya estoy dormido como un tronco sobre la península de Malaca, las innumerables islas indonesias y la entrada en el último continente: Oceanía.

Cuando despierto, un nuevo paseo a la cola del avión y aparece ante mí un infinito desierto rojizo: estamos en Australia. Vuelve a aparecer una noche improbable de forma inesperada, y un nuevo plato de arroz con pescado condena a mi aparato digestivo para los próximos días, aunque yo aún no lo sé. Eso desbarajusta mi futuro próximo.

La sensación de no saber qué hago yo aquí en este momento desbarajusta mi concepto de mi mismísima mismidad y lo soluciono con un nuevo sueño, porque a esas alturas hasta mi capacidad para actuar está desbarajustada. Y en esas aparece el aeropuerto de Sydney como último lugar del mundo, y como último lugar al que pensaría que podría llegar, aún si hacía apenas un montón de horas estaba seguro de que ese sería el final de mi viaje.





*Homenaje a la Orgui.

martes, octubre 03, 2006

Beirut

Era una mañana irlandesa, no sé de qué día y, si sé el mes, es porque los ecos del ceco resonaban aún en mis pesadillas. Mensaje de Pedro: Beirut está en llamas y bla, bla, bla (en Irlanda había una hora menos, y yo esa hora la aprovechaba para estar en la cama).
En el paseo de La Castellana 16, los mandamases del ICEX decidían la ciudad de destino de 230 personas en una orgía de azar y voltios. En algún lugar de Tel-Aviv alguien había dado la orden de atacar el país vecino por tierra, mar y aire. En ningún lugar de Beirut se estaba ya seguro.
El proceso de selección trataba de asignar 230 becarios, con 230 preferencias ordenadas de 1 a 5, a lo largo y ancho del planeta. Entre ellas las mías: 1 Líbano, 2 Bélgica, 3 Turquía, 4 Argelia, 5 Israel. No me pregunten por la lógica de la elección, no busquen la relación de los cedros con los gofres, kebab, kebab, kebab. Ahora, mi preferencia número 5 había atacado, despechada, a mi preferencia número 1.
En una mesa del 16 de Castellana, una vez asignados a su puesto determinados candidatos por imperativo electrocrático, el resto de dossieres iban a ser dispuestos sobre la mesa de risk y Beirut ya no estaba en ella.
Mis cálculos (un país árabe y francófono situado en una zona lo suficientemente convulsa como para ganar un sobresueldo como corresponsal de algún periódico español) se hacían cada vez más improbables con el crecer de las bombas, el aumentar del odio y el enconar de la espiral violenta de Hezbollah y el ejército israelí.
En Irlanda llovía o llovía mientras yo me hacía a la idea de que Beirut, la ciudad que debía de protagonizar este blog y mi vida en el próximo año, se me escapaba, y la CNN mostraba sus nuevas cenizas.
Un rayo del azar o un voltio mal encendido llevaron mi dossier a la otra punta del planeta y mi destino al Mundo Novísimo. Cocodrilos marinos, el agujero de la capa de ozono, el Palacio de la Ópera, medusas asesinas, desiertos infinitos y aborígenes en extinción me esperan así en el año I después del Ceco (peor hubiera sido Alberta).
Bienvenidos, lectores.
beirutbomb2