jueves, noviembre 09, 2006

Le llaman Gipsy (soy surferoooooo)

le-llaman-bodhi


El océano bate sus olas contra todo lo que encuentra a su paso. Se trata de seguir el ritmo de esa ruptura. Viento, lluvia, frío. Climatología adversa en una playa vacía. Bondi, la playa más conocida del lado de acá del ecuador, vacía para cuatro aventureros. El sol no quiere verlos, y la harena (permítanme la licencia ortográfica, la arena de aquí es como harina) queda casi virgen de pisadas. Entonces aparezco yo, traje de neopreno, mirada al infinito (con mis dioptrías, el siguiente montículo de harena y la estrella Betelgeuse se juntan en un mismo lugar) y tabla de surf. La pinta debía ser apabullante, porque dos japos se sentaron en mi tabla para hacerse fotos conmigo. Soy surfero, y con caña, vino y ron me quito las penas.

Junto con tres compañeras, becarias de distintos organismos autonómicos y nacionales en Sydney, comencé el pasado sábado unas clases de surf que auguran una amplia promiscuidad literaria para este blog. Son tres clases cuyo objetivo es que aprendas a subirte en una plancha de plástico al tiempo que te transporta una ola. Es simple, es frívolo, es absurdo si quieren, pero hostia! fue divertido.

Sin embargo, no era la diversión sino la supervivencia aquello con lo que me conformaba cuando al llegar al lugar de la cita, los profesores me hicieron firmar un documento en el que me prevenían de que si: te la pegas con otro bañista, te la pegas con una roca, te la pegas con un tiburón o con cualquier otra criatura marina, te atacan las medusas azules, te quedas sin algún hueso, te quedas lisiado, te quedas sin vida, etcétera, we’re not responsible (vulgo: la pelas).

Al horror inicial sobre los horrores que puede llevar consigo esta inocente actividad, se une el horror de encontrarme con un profesor que da la bienvenida con los labios pintados de gris y una camiseta de colorines que hace recordar al payaso de Micolor versión David Lynch. El horror se eleva a la enésima potencia cuando el profesor confiesa ser de Canberra (una ciudad que debió de ser fundada por catalanes con ganas de cachondeo y que, por cierto, no tiene playa).

Pero el horror se disipa con una pequeña charla en inglés de la que no entiendo cuarto y mitad, pero que da unas lecciones básicas sobre como evitar los peligros en ciernes y me incita a saltar al agua y comerme las olas (o más bien bebérmelas, me cago en la hostia...).

Y de repente estaba en el agua, con una tabla de metro y medio atada a mi pie, un traje de neopreno que me daba la misma movilidad que un portero de futbolín y una camiseta rosa que en el retorcido lenguaje del surf quiere decir: NOVATO DE MIERDA.

La primera media ola de olas la perdí en ser capaz de estabilizarme en la tabla, reconocer un cierto bouquet a petróleo en el paladar en las aguas del Pacífico y prepararme para lanzarme como una ola, sin caer de la tabla para un lado o para el otro. También en probar distintas formas de entrar en la tabla para tomar posición: si a lo Anguita (por la izquierda), a lo Aznar (por la derecha), o a lo Rajoy (por detrás). Una vez que supe por donde entrar (a lo Anguita, por si había alguna duda), hay que saber pillar una ola. Otra media ola. Luego intentar levantarse en la tabla haciendo los movimientos adecuados (son tres, pero parecen trillones).

surfmenu

Y entonces, cuando creía que ya estaba preparado para poder levantarme sobre la tabla e ir como Cristo sobre las aguas, ya no pude. Se habían acabado las dos olas de clase y además había peleado con el mar más que el de la canción de Mecano: no podía mover una pestaña. Y por supuesto el traje de neopreno, que me hacía parecer Skéletor, se había convertido a esas alturas en una armadura de cemento armado.

skeletor

Resultado de la primera clase: Pacífico 80-Rafa 0. Apenas si estuve unos segundos sobre la tabla, pero esta batalla continuará. De momento, como diría el eminente profesor de Yorstaun Aznar: surfero patatero, surfero patatero.

aznar

3 comentarios:

emereci dijo...

Necesitmos la foto de rafa-portero futbolín!!! Grande, el post.

Capitán Cook(ing) dijo...

Habrá testimonio gráfico, lo prometo, y también una foto de las medusas azules varadas en la harena.

Ana G. Méndez dijo...

si quieres un reto más allá del pacífico pasaros tú y tu tabla por aquí un día de helada, jajejijoju! besinos del derecho (desde tus antípodas)